Una estación depuradora de agua también puede ser un elemento arquitectónico singular, que se integra en su entorno. Ese ha sido el reto de padilla nicás arquitectos con sus proyectos para Monteporreiro, San Claudio y Villa Perez y ese ha sido el tema de la  nueva charla del ciclo Espacio y Materia, organizado por Tectónica en Finsa21.

El usuario, el espacio y el material son los tres referentes fundamentales para Francisco José Padilla Alonso y Juan Manuel Nicás Caballero. Desde 2003 forman el tándem padilla nicás arquitectos. Tras conocerse en el estudio de Rafael Moneo, donde trabajaron como colaboradores en diversos proyectos en España y EE.UU. se lanzaron a la aventura empresarial asumiendo proyectos más personales. Como lectores de la revista desde sus tiempos de universitarios, respondieron encantados a la invitación de Téctónica para participar en ‘Espacio y Materia’.

Las “3 intervenciones superficiales” que presentaron ejemplifican cómo se puede dar una respuesta coherente y diferenciada a instalaciones industriales a través del estudio de la envolvente. Porque en los proyectos de Monteporreiro, Villapérez y San Claudio “nuestro cometido se centra en poner rostro a una serie de necesidades que tienen estas infraestructuras hidráulicas de gran tamaño”, explica Padilla, para quien “los edificios son casi unos cascarones de todo lo que ocurre debajo”.

Monteporreiro y Alicia en el País de las Maravillas

La estación de captación y bombeo de Monteporreiro está situada en un entorno natural, con mucha vegetación, al borde del río Lérez, un lugar “donde lo último que se te ocurre es levantar algo”, como sintió Nicás tras su primera visita. También era la primera vez que se enfrentaban a una instalación de este tipo, con unos determinantes muy claros.

Nos explica Nicás las tres “reglas del juego” que se encontraron. El primer condicionante era la altura, ya que era necesario cubrir la nueva bomba por el envoltorio que se propusiese. El segundo, que debía debía garantizar la ventilación al interior, y el último, que debía ser realizada con unos elementos prefabricados en hormigón de hasta 120cm de altura.

Con todo ello idearon una serie de anillos que se van separando uno del otro para darle cierta ingravidez y, al mismo tiempo, generar huecos que facilitan la ventilación. “Para pasar del esquema al edificio nuestro objetivo fue hacerlo lo más abstracto posible para despistar acerca del tamaño real que tenía”, reduciendo otros elementos, como puertas, para que el espectador pierda la referencia y reducir el impacto visual. “La escala es un tema que nos preocupa mucho en todos los proyectos” y se convirtió en fundamental ante una estructura con una altura equivalente a un edificio de 4 plantas.

EDAR Villapérez: colores para una nueva cara

Tras la experiencia de Monteporreiro, no se asustaron ante la llamada para dar una nueva cara a la estación depuradora de aguas residuales de Villapérez, en Oviedo: una instalación de gran envergadura, con edificios de bloque de hormigón de los 90, balsas y diversas estructuras hidráulicas repartidas en 21 hectáreas. Su propuesta inicial basada en crear interacciones entre los espacios se quedó por el camino debido a la falta de presupuesto. “Sólo podíamos pintar los edificios, así que empezamos a pensar en eso”, cuenta Padilla. ¿Qué podían aportar?

“Más que en camuflarlos por medio de la pintura, pensamos en diluir los volúmenes en el paisaje y que aparecieran como casi planos, y diluirlos entre sí, estableciendo relaciones entre los edificios”. Para ello utilizan colores de baja saturación, en sintonía con el paisaje asturiano, en forma de manchas sólidas para romper la gran volumetría de los edificios. Los combinan con colores más fuertes, empleados para marcar accesos o elementos singulares de uso. “No solo es tratarlos, sino también identificarlos dentro del conjunto de la estación”, así que incorporan señalética que pone nombre a los edificios, numeran los accesos o crean logotipos que marcan las puertas según su apertura.

EDAR San Claudio

Al oeste de Oviedo se encuentra esta otra estación depuradora, que mantiene una importante relación visual con el pueblo de San Claudio, que se encuentra enfrente. Trabajaron  en la creación de las envolventes a partir del proyecto de ingeniería que fijaba la ubicación de cada elemento y las necesidades en altura que se necesitaban.

“La relación visual que se establecía con el pueblo fue lo más importante para nosotros”, explica Nicás, así que decidieron empezar a trabajar como si fuese un escenario, para después pasar a resolver los edificios uno por uno. Para ello partieron de un estudio de la silueta y los materiales, tratando de que los nuevos edificios se integrasen con el entorno.

El proyecto consistía en la ejecución de 2 edificios con “una planta sencilla, básica, y después fuimos cambiando la sección para evitar una superficie grande, creando huecos”. Junto a ellos, 3 accesos a las canalizaciones subterráneas en hormigón coloreado para diferenciarlos e identificarlos.

El agua sigue un proceso complejo en su depuración y los edificios van adaptándose a los desniveles que necesita el circuito hidráulico, sus conductos, las bombas… Mientras en su parte superior el diseño, a través de esos huecos, busca su integración en el paisaje, siempre adaptados a los condicionantes de altura de la instalación. Realizados en estructura metálica, está recubierta de policarbonato traslúcido, que permite su iluminación natural, combinado con aluminio gofrado con la intención de desmaterializar su volumen reduciendo así su impacto. El resultado final “fue una sorpresa para nosotros”, pero el proyecto sigue creciendo y “te tienes que quitar la imagen de ver el edificio acabado porque está vivo y va cambiando”, apunta Nicás.

 

Si te has quedado con ganas de más, te invitamos a leer los artículos sobre las charlas “Espacio y Materia” de Picado de Blas, aceboXalonso, Estudio Entresitio y Amid.cero9. ¿Quién será el próximo invitado? ¡Hagan sus apuestas!