Lo retro y lo vintage están de moda, pero… ¿dónde está el límite entre lo que realmente consideramos retro en la tecnología y lo que directamente está anticuado? Te proponemos unas pruebas para conocer tu nivel de viejunismo y de moderneo.
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Un Casio. ¿Retro, moderno o viejuno?
Totalmente moderno, y es que estamos hablando de la incursión smartwacth del mítico fabricante de los que fueron los primeros relojes digitales del mercado.
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Disquete. ¿Retro, moderno o viejuno?
Por mucho que los mismísimos Estados Unidos sigan usándolos en cuestiones de seguridad, olvídate. Ni siquiera vas a tener dónde usarlo para leer los 240 MB que tenían como máximo de capacidad. Viejunísimo.
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Pelis o series en soporte físico
Retro. Con esto de conservar películas o series en formato físico pasará como con preservar vinilos como objetos de coleccionista. Será un hobby, pero no una necesidad. La expansión del ancho de banda, el asentamiento de los soportes de reproducción en streaming, en la nube y bajo demanda, sumados a la cada vez menor capacidad de los hogares para acumular cachivaches harán el resto. Curiosamente, Netflix, gran ejemplo de esta línea de consumo, comenzó vendiendo deuvedés a domicilio.
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SMS
Más que viejuno -que lo es, teniendo en cuenta las limitadas opciones de transmisión de contenido y el coste- casi diríamos que se tilda de paranoico. Sobre todo desde que por fin Whatsapp ha accedido a un cifrado seguro y desde que Telegram sigue siendo un reducto donde el espionaje encuentra pocos recovecos. Aún así, siguen existiendo defensores de la alta privacidad y empresas que continúan empleando este canal para comunicarse con sus clientes y realizar ciertas transacciones.
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Imprimir fotos
A ver, hay una sutil diferencia entre imprimirte una foto de tu cámara réflex en gran formato y hacerte una composición nostálgica de tus recuerdos de comienzos de Instagram -cuando Instagram era solo terreno de iOS-. Vamos a dejarlo entre lo moderno y lo retro. Ojo, porque entre imprimir y hacerte un álbum Hofmann hay un gran salto viejuno, pero lo que está claro es que aún no somos nativos digitales y dependemos de nuestros objetos físicos.