La rehabilitación de edificios, surgida como gran nicho tras la crisis, se aventura como una gran revolución en la que prima recuperar y preservar la memoria arquitectónica actualizándola a nuevos usos. Sobre esta idea disertó Ángel Acebo, del estudio AceboXAlonso, en el segundo encuentro sobre arquitectura Espacio y Materia, organizado por Tectónica en Finsa21.
«Todos los estudios de arquitectura sabíamos que, con la llegada de la crisis, gran parte del trabajo se dedicaría a rehabilitación, pero no pudimos prever la auténtica revolución urbanística que supuso». Así de contundente comenzó su charla Ángel Acebo, socio del estudio AceboXAlonso, el que en la primera década del siglo XXI se hizo referencia en Madrid con reconocimientos como haber logrado el premio de Arquitectura Joven de la IX Bienal Española, haber sido finalista de los galardones Mies dan der Rohe y otros méritos como haber expuesto su obra en el MoMA en dos ocasiones.
La oportunidad de exponer cómo se atajó un proyecto concreto, como fue el edificio construido en el año 1900, Pontejos 9, desplegó toda la poética que se esconde en el proceso de revivir la esencia de una estructura al tiempo que se adapta a un uso actual. Pontejos 9 resultó proyecto ganador del Premio FAD de Interiorismo 2017, «por integrar tanto el plano material como la memoria intangible de la ciudad en un proyecto de arqueología creativa», en palabras del jurado. El proceso y el resultado final de la acción urbanística fue de tal calibre que mereció una exposición en el propio edificio y un fotolibro, todo ello a cargo del fotógrafo Rafael Trapiello.
La revolución urbanística
La llamada revolución urbanística en forma de rehabilitación llegó propiciada por el Decreto Boyer en enero de 2015, cuando finalizó la renta antigua y multitud de pisos y locales en toda España tuvieron que renegociarse. «Esto desató una preocupación popular: ¿qué pasará con los negocios tradicionales y su estética -principales damnificados por el Decreto-?». Acebo comparó los estilos de las grandes franquicias y empresas con las locales; «lo global usa herramientas distintas a lo tradicional. La calle Pontejos, dedicada al comercio minorista, sigue esos patrones estéticos de negocio de toda la vida».
Los afectos
«¿Cómo podemos hacer que unas viviendas normales del centro de Madrid se establezcan como algo que produzca una nueva visión? Faltaban los afectos, eso que revestía a los comercios tradicionales y que evitaba que el conjunto pareciese un empaquetado en pladur con puertas que venían todas de serie de una fábrica de China» detalla Acebo vehementemente. «En Pontejos 9 había una necesidad en transmitir lo que significa un edificio construido en 1900, momento en el que se acababa de reformar la Puerta del Sol porque aquello era un caos de más de 5.000 carruajes diarios discurriendo; y todo ello se activa potenciado por el marqués de Pontejos «, explica el arquitecto repasando la historia reciente de Madrid.
La cápsula del tiempo
“Construir un contexto repasando la historia de las tiendas de la calle Pontejos fue el reto. Se dibujó obsesivamente todo el edificio para intelectualizar lo que pasaba allí, los motivos comprados, las estrellas, las baldosas que venían de Toledo… Y a través de los dibujos se produjo la personalización de los objetos, provocando que hasta las puertas tuviesen nombre propio”, esboza en el aire Acebo. “Fue en ese inicio cuando pensamos que, además de registrar y de hacer una suerte de cápsula del tiempo de cada dato, teníamos que contar con las imágenes de Rafael Trapiello, porque nos parecía interesante que el promotor se quedase con algo que determinase el estado de las cosas, el antes y el después” comenta.
El palimpsesto arquitectónico
A través de ese dibujo, Acebo asegura haber aprendido mucho sobre materiales: “que las baldosas fabricadas en Toledo habían sido capaces de resistir 115 años con una calidad que no podríamos trasponer a muchos conductos de la actualidad, que los albañiles extremeños rayaban el yeso negro para que luego agarrase con más firmeza, o que no hay puerta que tenga 110 años y se conserve tan bien”, ejemplifica. Asegura que todas estas peculiaridades de materiales y maneras de edificar “se convirtieron en una facción creativa”, ya que traspusieron todos esos patrones extraídos de los dibujos en algún elemento del edificio. “Dibujamos obsesivamente las baldosas”, argumenta, “y así los patrones se pervirtieron y se convirtieron en sistemas para traducir texturas, donde los papeles pintados se convirtieron en armarios falsos, puertas falsas…”, detalla.
Todo ese juego de elementos que iban apareciendo tras la obra “iban desvelando las modas de hace 110 años, y a su vez nos sirvieron como catálogo de colores que usamos en el nuevo diseño del edifico”, aclara Acebo. “En general, siempre que pudimos, dejamos lo que había, hasta los desconchados adquirieron un papel como memoria del edificio, y todo esto es imposible llevarlo a cabo, insisto, sin implicarse desde los afectos”, concluye.
Las charlas sobre arquitectura Espacio y Materia, organizadas por el blog Tectónica en Finsa 21, son encuentros íntimos en los que profesionales acuden para comentar proyectos concretos y debatir sobre cuestiones relacionadas con el proceso creativo y el estado de la cuestión en la arquitectura.
El próximo 13 de diciembre a las 19h el estudio Entresitio explicará el uso de materiales de construcción en tres centros de salud edificados en Madrid. Como siempre, podréis seguirlo a través de Facebook Live en Finsa 21 y desde Connections by Finsa recogeremos lo más interesante del encuentro.