La sostenibilidad es el mantra de este siglo XXI. Hemos tardado, pero parece que al fin nos estamos dando cuenta de que solo hay un planeta y debemos cuidarlo para que nos dure. ¿Sabías que según la ONU la industria textil es una de las más contaminantes del planeta? El 8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales están vinculadas a la fabricación de prendas de vestir y su transporte.
En la línea de reducir nuestro consumo surgieron distintas iniciativas de economía colaborativa nacidas en torno a internet. En el caso de la moda ha surgido una nueva posibilidad: el clothing as a service o el alquiler de ropa, un servicio ofrecido ya por algunas compañías que te ayudan a reducir tu armario físico y complementarlo con un armario virtual. El closet in the cloud o armario en la nube es más eficaz que Marie Kondo para eliminar lo superfluo.
Estilistas al servicio de tu armario
La estadounidense Katrina Lake, fundadora de The Stitch Fix, fue la primera en ver una oportunidad en la falta de tiempo de los compradores. A través de la web se lanzó a vender ropa siguiendo recomendaciones específicas para cada cliente realizadas por estilistas y por un algoritmo personalizado. Mediante el pago de una cuota mensual, el cliente recibe una caja con cinco prendas de ropa entre las que decide con cuáles quedarse y cuáles devolver. El modelo se extendió por Europa con alternativas como Proeve (Reino Unido), Lookiero (España) o La Malle Française (Francia).
¿Por qué comprar ropa cuando puedes alquilarla?
Todas ellas se basan en lo que los expertos en moda sostenible apuntan como la clave del futuro para unos consumidores cada vez más concienciados social y ambientalmente: apostar por un armario reducido y de calidad. El siguiente paso parecía lógico: ¿por qué seguir comprando esas prendas, en lugar de utilizarlas y devolverlas?
En 2009 nació Rent the Runway, la compañía de alquiler de ropa líder en el mercado. En origen estaba vinculada a la moda de lujo y los eventos, haciendo posible el alquiler de vestidos de famosos diseñadores para una ocasión especial. Pero con el tiempo y la aparición de otras compañías el concepto ha ido evolucionando, pasando de los alquileres puntuales a suscripciones mensuales que dan derecho a pedir y recibir en casa un número limitado o ilimitado de prendas, en función de la cantidad invertida. Las compañías también ampliaron su armario incorporando prendas orientadas al día a día.
Actualmente existen diferentes webs que te ayudan a tener tu armario en la nube y, entre sus ventajas, los fundadores de la plataforma de fashion sharing Ecodicta destacan el ahorro de tiempo que antes se dedicaba a salir de tiendas o probar outfits, pero también la facilidad para probar nuevos looks y estilos sin miedo a equivocarse, o el hecho de contar con un armario constantemente renovado y a la última con solo un clic. “Estrenas todo el tiempo, no desordenas ni saturas tu espacio y no tienes la tentación de comprar cosa inútiles sin calidad; dejas la moda de comprar y tirar”, explica Julia Weems, directora del Área de Moda del IED.
Son ya 10 millones de consumidores en todo el mundo los que recurren a estas plataformas, bautizadas como “los Netflix de la moda”. Teniendo en cuenta que según las estadísticas compramos una media de nueve kilos de ropa anuales, en los que invertimos unos 450 euros, a este modelo le queda todavía mucho por crecer.
Las marcas se apuntan al alquiler
La del alquiler es una de las tendencias de futuro y las marcas estudian que acciones emprender para no quedarse sin su trozo del pastel. En esto algunas marcas están más avanzadas que otras. A la cabeza tenemos el ejemplo de Ann Taylor. Esta marca de ropa, que cuenta con cerca de 400 puntos de venta en EE.UU., lanzó en 2017 su propio programa de alquiler, Infinite Style. Por una cuota mensual de 95 dólares se pueden solicitar tres prendas de la colección para usarlas durante un mes y cambiarlas después por otras diferentes. La marca de calzado DSW está valorando la posibilidad de crear su propio programa de alquiler de zapatos en sus tiendas físicas.
Moda circular: de vender a reciclar
La mitad de la ropa que compramos acaba anualmente en la basura. La baja calidad de los productos de fast fashion imperante opera a modo de ‘obsolescencia programada’ de las prendas y hace imposible su venta a través de apps como Vinted, ThredUp o TheRealReal. Según Enrique Dans, la tendencia al alquiler “podría llevar a las marcas de gran consumo a plantearse la fabricación de ropa más duradera en lugar de la actual tendencia de prendas para ponerse cuatro o cinco veces y tirarlas, dado que esas prendas podrían amortizarse durante más tiempo y generar un rendimiento económico superior”.
En estos momentos la alternativa es el reciclaje, algo que supieron ver las propias firmas: el programa de recogida de ropa de H&M te ofrece un descuento por la entrega de bolsas de ropa que se comprometen a reutilizar o reciclar y Zara cuenta con contenedores de recogida de prendas para ser reparadas y revendidas con fines sociales o recicladas. Sin embargo, también en este camino queda mucho por recorrer, ya que en Europa tan solo se recicla el 25 % de las más de 16 toneladas de residuos textiles que se generan anualmente.
Y tú, ¿te apuntas a trasladar tu armario a la nube?