Grecia y Roma, las antiguas y venerables civilizaciones, cunas ambas de la nuestra, nunca pasan de moda. De ellas hemos heredado cosas tan importantes como la democracia, el derecho, el teatro, la filosofía, los juegos olímpicos y también el canon armonioso y proporcionado de la belleza. El estilo grecolatino forma parte de nuestro ADN cultural e histórico y, de modo cíclico, se escapa del museo y regresa con fuerza a nuestras vidas y se instala en nuestros hogares.
Su esencia siempre ha estado ahí: La arquitectura e ingeniería clásicas, sobre todo las de la Antigua Roma, siguen siendo un referente en la actualidad. Basta con observar. Su legado, imponente, genial, asentado en características como la monumentalidad, el espíritu práctico y el dinamismo a través de arcos y bóvedas, lo encontramos en acueductos, calzadas, puentes, anfiteatros y villas, que todavía se conservan casi intactos, inmunes al paso de los siglos. Y todo ello a base de piedra, hormigón —sí, uno de los materiales de construcción más utilizados hoy fue también uno de los favoritos de los romanos de hace más de dos mil años, lo llamaban caementicium y, resulta obvio, era muy resistente— y otro elemento por el que el ser humano siente una afinidad natural: la madera.
Vitruvio y Plinio el Viejo, fans de la madera
Era, sin duda, uno de sus materiales predilectos. Tanto que Vitruvio —primer gran arquitecto romano, nacido en el siglo I a.C., coetáneo de Julio César, autor del hombre de proporciones perfectas que siglos después copió Leonardo Da Vinci, diseñador y constructor de palacios, basílicas, carreteras, incluso sistemas de alcantarillado— dedicó un capítulo entero de su famoso tratado De Architectura a analizar la naturaleza y cualidades de la madera de los distintos tipos de árboles (roble, olmo, álamo, ciprés, abeto, cedro, boj, encina, ébano…) y sus diferentes aplicaciones. Después, Plinio el Viejo, escritor y militar, corroboró su relevante papel en el progreso de Roma. “La madera tiene miles de usos y sin ella la vida no sería posible”, aseguró. Con esta declaración, Plinio señaló su valor para cualquier aspecto de la vida cotidiana: desde la construcción de edificios hasta los sistemas de calefacción (sí, en las casas patricias había calefacción central), la construcción naval o la metalurgia.
El Ikea de la época
Los antiguos romanos, de hecho, confiaron en el comercio de madera a larga distancia para construir su imperio. Existían algunas referencias al respecto, pero desde hace un par de años lo que ya hay es un estudio científico que confirma la teoría de que los antiguos romanos tenían una necesidad inmensa de madera y que desarrollaron una extraordinaria logística para traerla desde distintos lugares del imperio para poder levantar sus edificaciones. Todo un Ikea de la época.
La investigación, realizada por un grupo de profesores del Consiglio Nazionale delle Ricerche, liderada por Mauro Bernabei y publicada en PLOS One, la revista científica estadounidense de acceso abierto publicada por la Public Library of Science, nace en unas obras de ampliación del metro de Roma realizadas entre 2014 y 2016, que permitieron encontrar 24 tablones de roble de grandes dimensiones que habían sido parte de la base de un pórtico perteneciente a una vasta y rica propiedad.
La comunidad científica analizó 13 de ellos y determinó que la madera había sido cortada entre los años 40 y 60 d.C. de árboles de las montañas del Jura, en el noreste de Francia, a 1.700 km de Roma, y que para trasladarlas realizaron un viaje increíble en aquel momento: flotando en balsas a través de los ríos Saona y Ródano, atravesando luego el Mediterráneo y llegando a Roma a través del Tíber. Toda una hazaña.
El eco del empleo que, primero los griegos y luego los romanos, hicieron de la madera también ha llegado hasta nuestros días. ¿Para qué la usaban nuestros antepasados? Uno de sus propósitos era lo que los romanos denominaban opus craticium, un sistema constructivo realizado mediante una estructura de vigas de madera ensambladas entre sí, a modo de entramado, y cuyos espacios intermedios se rellenaban con otros materiales como ladrillos, adobe o mampostería. La técnica, con variaciones, evolucionada, es posible encontrarla hoy.
Cimientos y techos
De hecho, las casas y villas patricias, de clase alta, solían contener muchos tipos de maderas, que muchas veces adornaban con otros materiales preciosos como metales, mármol o marfil. Al parecer, el árbol preferido para construir edificios era el abeto. Según Vitrubio, porque su madera era ligera y el tallo era grande y regular. Los restos hallados en las ciudades de Pompeya y Herculano lo confirman.
La segunda especie de uso más común era el roble, más pesado y con un tronco menos regular, pero más fuerte y duradero. Así, era perfecto para los cimientos, en contacto con la tierra, aunque menos adecuado para las vigas de los techos, a menudo abovedados, por lo que requerían de cierta flexibilidad.
Muebles de estilo grecorromano de tendencia en 2022
La madera fue, además, la base del mobiliario grecorromano. Su influencia es constante. Piezas como sillas, taburetes, mesas y aparadores y elementos de decoración como bustos, esculturas, columnas y vasijas resurgen en el diseño actual con un nuevo aire. El informe de tendencias para este 2022 de Pinterest, elaborado con los datos de búsquedas a nivel global realizadas entre octubre de 2019 y septiembre de 2021, apunta hacia este revival nostálgico de la Antigüedad clásica: la gente se inspira en el pasado helénico y romano e invierte en referencias de este estilo para decorar sus casas, a veces con marcados contrastes.
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Veamos algunos ejemplos:
Sillas y taburetes elegantes y funcionales
Grecia produjo una gran variedad de muebles decorativos, hechos sobre todo con cedro, pino y ciprés. Es verdad que al principio se notaba más la influencia del diseño egipcio —patas de los asientos con formas animales o estructuras poco ergonómicas—, pero con el tiempo estos elementos fueron reemplazados por otros de corte rectangular o torneados y mejor adaptados al cuerpo humano. Una pieza distintiva de los diseñadores griegos fue la silla conocida como klismos, ligera, de patas curvas, elegante y con respaldo ligeramente inclinado, tan cómoda que fue la silla más imitada en el siglo XVIII y ha llegado hasta la actualidad. La firma Dragonette la revisita fabricándola en metacrilato:
Y los taburetes, de robusta madera en el diseño grecorromano, pasan ahora a ser de terrazo (mezcla de cemento y mármol) como el de este artista multidisciplinar afincado en Barcelona Matteo Leorato:
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En la era del Imperio romano los hogares se hicieron un poco más sofisticados y cómodos. El triclinio era uno de los muebles más populares, una especie de diván, en el que podían caber hasta tres personas y en el que comían recostados y descansaban entre cojines y almohadones. Una versión contemporánea es esta chaise longue que cuelga en la casa de la actriz Gwyneth Paltrow:
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Los baños romanos también podían llegar a tener todo tipo de comodidades. Esta es la reinterpretación realizada también en la casa de la oscarizada actriz:
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Volviendo al mobiliario, las mesas (de tres patas en el caso de los griegos; de cuatro, las más abundantes en Roma) eran piezas de madera comunes en las casas de nuestros ancestros, al igual que las cómodas, aparadores y arcones, como los actuales solo que sin nuestras perchas, que utilizaban para organizar sus enseres, ropa y calzado, colocados sobre baldas.
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Belleza ornamental
Las estancias de las viviendas romanas solían ser bastante amplias y necesitaban diferentes elementos decorativos para hacerlas más atractivas. Los bustos y estatuas estaban entre sus piezas predilectas. Los nobles ricos exhibían por habitaciones y pasillos efigies suyas, pero también de dioses y emperadores. Esta es otra de las tendencias de este 2022. El artista Sergio Roger los lleva a otro nivel esculpiéndolos a imagen y semejanza de los clásicos, pero con un material tan poco convencional como el lino. Sus bustos y columnas textiles fueron expuestos a finales del año pasado en la casa de subastas Christie’s:
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Lo mismo ha ocurrido con las columnas. Lo antiguo y lo moderno se funden en esta propuesta del diseñador neoyorquino Patrick Mele:
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O aparecen reflejadas, en su estilo jónico, en papel pintado de alta calidad como este de la marca inglesa Hovia, que explora la tendencia de estilo clásico y trae la decoración más antigua a pleno siglo XXI:
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Muros con otro aire
Precisamente, las paredes eran otro de los lugares que los romanos elegían para embellecer sus hogares. Mientras colocaban mosaicos por donde pisaban, los muros solían pintarlos con frescos, con patrones geométricos o escenas mitológicas. Esta tendencia decorativa ha viajado hasta nuestros días. De manera sutil:
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O quizá de manera más llamativa. El diseñador estadounidense de origen chileno Juan Pablo Molyneux se ha inspirado a lo grande con su propuesta The Dining Room, un comedor con las paredes cubiertas por completo con relieves clásicos:
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Cuencos, jarrones y platos, vasijas y cráteras se situaban hace siglos por todos los rincones de la casa. Estos objetos, inspirados en la belleza clásica, siguen decorando nuestros hogares de hoy en día, aunque hay piezas más arriesgadas a tono con esta tendencia. El diseñador italiano Antonio Aricò lo ha hecho con calabazas, transformándolas en ánforas perfectas para celebrar cualquier fiesta de Halloween:
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En la alta costura
Pero la tendencia grecorromana ha traspasado el hogar y ha aterrizado en otros ecosistemas como el de la moda. Lo hemos podido comprobar con la última colección otoño-invierno de la firma Louis Vuitton. Su diseñador estrella, el francés Nicolas Ghesquière, ha usado en ella como musa el arte y la mitología clásicos. Diana, Minerva o Venus se pasean sin pudor por sus bolsos, maletas, calzado, camisetas, camisas y abrigos.
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Grafitis con premio
Y de vuelta al exterior, a la calle, donde los romanos construyeron puentes, acueductos y anfiteatros, encontramos de nuevo hoy las referencias más clásicas. El mejor mural del mundo del 2021, un premio otorgado por la prestigiosa plataforma de arte urbano Street Art Cities, es un grafiti del artista gallego Diego As que embellece la medianera de un edificio ubicado frente a la Muralla de Lugo: un Julio César imponente que nos mira a los ojos desde un pasado que resurge con fuerza.
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¿Te apuntas a la tendencia grecorromana para aplicar en interiorismo?