¿Qué pasaría si África tuviera la clave para superar desafíos actuales como las nuevas formas de urbanismo, si pudiera enseñar al mundo occidental a incorporar la diversidad, la equidad y la inclusión en los entornos construidos, si su dinamismo y energía creativa tuvieran un espacio adecuado en el que crecer? África parece la solución, como territorio casi inexplorado, para poder innovar y trabajar en el desarrollo de ciudades más sostenibles, habitables, resilientes, centradas en la comunidad, en mejorar la vida de las personas. Así lo sostiene Lesley Lokko, fundadora y directora del African Futures Institute, un centro de posgrado en arquitectura con sede en Accra, la capital de Ghana.
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Demografía disparada: reto y oportunidad
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la ONU, la población del continente va a duplicarse y alcanzar los 2.000 millones de habitantes en 2050, superando rápidamente a la de un gigante como es China. Casi la mitad -unos 950 millones- vivirá en ciudades. De hecho, África tiene la mayor tasa de crecimiento urbano -con casi un 4% dobla la media mundial- y más del 60% de la población subsahariana vive en slums, barrios pobres de chabolas sin servicios básicos y poco o nada preparados frente a posibles desastres. Cómo desbrozar estas junglas urbanas en expansión implica todo un desafío demográfico y de planificación, pero, al mismo tiempo, también supone una gran oportunidad.
Urbanismo afrocéntrico, no eurocéntrico
La transición urbana que vive África ha abierto un escenario con múltiples posibilidades para crear nuevos modelos de desarrollo social, económico y medioambiental con una visión de las ciudades afrocéntrica, no eurocéntrica. Se trata de un urbanismo diferente, más participativo, comprometido e inclusivo. Este movimiento social y cultural está liderado por una nueva generación de profesionales de la arquitectura y el urbanismo del continente que lleva un tiempo dedicándose a replantear sus ciudades y los procesos de formación, con una propuesta alternativa.
El Centro de Diseño Africano creado por el arquitecto ruandés Christian Benimana, por ejemplo, nació con la voluntad de formar a esa nueva hornada de profesionales que se acercan al urbanismo desde el compromiso con la comunidad y para paliar la escasez de profesionales locales sobre el terreno. Otro referente es el arquitecto togolés Sénamé Koffi Agbodjinou, defensor de amalgamar tradición y nuevas tecnologías y de convertir la ciudad en algo más ligado a la tierra y con la gente en el centro.
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Frente al cambio climático: ciudades flotantes
Los pilares del nuevo urbanismo africano se asientan en distintos conceptos. Uno de ellos es la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático. El exponente en este ámbito es quizá el Proyecto Water Cities, que ha clasificado las 20 principales ciudades africanas con potencial para el agua (entre ellas, El Cairo, Dar es Salaam, Ciudad del Cabo, Luanda o Abidjan) y que desarrolla desde hace años el arquitecto y urbanista de Nigeria Kunlé Adeyemi, del estudio NLÉ.
Adeyemi creó en 2013 la escuela flotante Makoko, un hito del diseño sencillo e ingenioso construido en la laguna del mismo nombre, en Lagos, la ciudad más poblada de Nigeria; sin embargo, la escuela se desmoronó tras una fuerte tormenta en 2016. “Era una prueba, un prototipo”, dijo entonces Adeyemi de su sencillo método para edificar sobre el agua. Fue algo así como una arquitectura rebelde, de guerrilla.
A pesar de ese fracaso, el sistema flotante Makoko ha evolucionado y cristalizado, de momento, en otras cuatro estructuras sobre el agua repartidas por todo el mundo. En Venecia se montó en 2016 una con motivo de la 15ª Bienal y en Brujas (Bélgica), se utiliza desde 2018 como escuela y centro cultural.
En el prototipo de Minjiang (China), también de 2018, se usó bambú y maderas locales para construir una sala de conciertos al aire libre, un espacio expositivo y un pequeño centro de información, todos agrupados alrededor de una plaza comunal. De vuelta a África, en Cabo Verde, está el que hasta ahora es el último proyecto, completado en 2021: una plataforma cultural y creativa ubicada en la bahía de Mindelo que agrupa en tres barcos flotantes una sala de espectáculos en vivo, un estudio de grabación de última generación y un restaurante:
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“Vivir sobre el agua ya es una forma de vida y la pregunta es cómo mejoras las condiciones, cómo afrontas el reto de hacerlo de forma segura, saludable y de una manera medioambientalmente racional, en especial en prevención del aumento de los niveles del agua y las lluvias por el cambio climático”, ha explicado Adeyemi, para quien la humanidad camina hacia un futuro más acuático.
La ciudad peatonal
Otro de los elementos clave se encuentra en crear ciudades más transitables a pie, con el foco puesto en sus habitantes. El proyecto Alárò City, también en Lagos, es quizá uno de los mejores ejemplos. La urbe, que ocupará 2.000 hectáreas, se estructurará en torno a cinco vías verdes separadas 800 metros entre sí, bien comunicadas con el transporte público y con la idea de llevar a sus habitantes a espacios abiertos en 5 minutos, es decir, dar prioridad a calles que animen a la gente a caminar en vez de conducir.
Otro principio básico del diseño de Ciudad Alaro es fomentar el sentido de comunidad y los elementos compartidos, aspectos que también es posible encontrar en la planificación del distrito central de negocios de Appolonia, en Ghana -que dará cabida a 88.000 personas- y una nueva comunidad ecológica en Abuja, la capital nigeriana, con varios barrios diseñados también para acceder a los servicios locales en un radio de 5 minutos a pie:
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Enfoque en el arraigo constructivo
Pero la transformación urbanística africana no se queda ahí. En un paso más hacia un desarrollo innovador y sostenible, apuesta por la recuperación del arraigo constructivo. Los planes urbanos son un elemento fundamental para crear ciudades inclusivas, ecológicas y seguras. Sin embargo, se propugna abandonar el enfoque de la planificación maestra (considerada a menudo como un legado de la época colonial, con una huella muy visible aún en las urbes africanas) por estrategias más específicas y participativas, que respondan más directamente a las necesidades y realidades locales. Se usa lo local para reafirmar la identidad, una filosofía que ya se siguió con el modernismo africano posterior a la independencia.
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Es el caso de Senegal, que se deshizo de la influencia occidental y forjó un nuevo estilo arquitectónico extraído de la tradición, con sus colores, sus formas y sus materiales, pero sin abandonar la modernidad. Dakar, la capital, muestra ese giro localista con la geometría rotunda de la biblioteca de la Universidad Cheikh Anta Diop:
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También se diseñan megalópolis
En el mismo país hallamos un mega proyecto para transformar Kigali, la capital de Ruanda, en un centro de excelencia urbana. El plan, de la consultora Surbana Jurong, de Singapur, se denomina ¡Kigali Yacu! (significa ¡Nuestro Kigali!) y pretende albergar a casi 4 millones de residentes y crear cerca de 2 millones de empleos para 2050. Su visión encaja en la filosofía del nuevo urbanismo africano en cuanto que introduce el enfoque más equitativo, participativo, de flexibilidad estratégica y escalable para el desarrollo de la ciudad, con viviendas asequibles en las áreas suburbanas y torres de gran altura, pasarelas peatonales, espacios verdes y un eficaz sistema de transporte público. Sin embargo, el plan tiene detractores, que consideran muy costoso y poco realista, más pensado para turistas y la clase adinerada que para la gente normal y corriente:
Todavía más megalómana semeja la ciudad que el rapero, productor musical y filántropo estadounidense Akon ha proyectado en Senegal, país de origen de sus padres y donde vivió de niño. La ha llamado como él, Akon City, y va a invertir 6.000 millones de dólares para edificarla en 500 hectáreas al sur de Dakar, en terrenos cedidos por el presidente del país africano. Su estética es tan futurista que ya se la conoce también como Wakanda, el país en el que transcurre la película Black Panther, de Marvel:
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Africápolis: datos fiables para actuar
Profesionales del hábitat de África reclaman más implicación política en la planificación y gestión de las nuevas ciudades de cara a diseñar las estrategias apropiadas. Pero el caleidoscopio de contextos sociales, políticos y económicos del continente (la definición de urbano, por ejemplo, no es la misma en Sudáfrica o Kenia que en Etiopía o Argelia) y las lagunas estadísticas (muchas administraciones carecen de capacidad suficiente para registrar datos fiables) pueden perjudicar el avance. Para cubrir ese hueco surge la plataforma Africápolis, única base de datos geoespacial completa y estandarizada sobre ciudades y dinámicas de urbanización en África que proporciona a responsables políticos, profesionales e investigadores visualizaciones e información de más de 7.700 aglomeraciones urbanas en 55 países.
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