Interiorismo y arquitectura para la neurodivergencia

Cuando se habla de interiorismo inclusivo o de la creación de espacios accesibles desde la arquitectura, lo más habitual es pensar en las necesidades de personas con movilidad reducida. Es, además, lo que contempla la legislación: que haya rampas, ascensores en los que quepa una silla de ruedas, baños adaptados. Puede que también se recuerde a las personas con discapacidad visual o auditiva, pero resulta menos común acordarse de otro colectivo importante que podría beneficiarse mucho de un diseño que haya tenido en cuenta sus diferencias a la hora de navegar el mundo: las personas neurodivergentes.

Según Deloitte, entre el 10 y el 20% de la población mundial es neurodivergente, lo que significa que procesan la información sensorial de forma distinta. Igual que unas escaleras suponen un obstáculo para alguien que no puede caminar, un espacio con numerosos estímulos simultáneos (ruido y luces, por ejemplo), puede resultar abrumador y paralizante para la población neurodivergente.

 

 

¿Qué es la neurodivergencia?

Según la definición de Cleveland Clinic, una de las más citadas, la neurodivergencia es un término no médico que describe a las personas cuyos cerebros se desarrollan o funcionan de forma diferente. “Esto significa que se tienen fortalezas y dificultades distintas a las de aquellas cuyos cerebros se desarrollan o funcionan de un modo más neurotípico”, indican. Dentro de la neurodivergencia se encuentran condiciones como el autismo, el TDAH o la dislexia, entre otros.

Aunque cada persona y cada cerebro es distinto (de ahí el término neurodiversidad), en muchos casos una de las formas en las que se manifiesta la neurodivergencia es en cómo se perciben y procesan los estímulos sensoriales. Un espacio diseñado sin tener en cuenta las necesidades sensoriales de esta parte de la población puede resultar realmente incómodo e incluso incapacitante.

 

¿Por qué es importante pensar en la neurodivergencia desde la arquitectura y el interiorismo?

“Una parte significativa de las personas percibe y procesa la información sensorial de manera distinta. Ignorar esta realidad puede resultar en la creación de entornos que no solo no son inclusivos, sino que también pueden ser perjudiciales para su bienestar”, señala la investigadora en tendencias Pepa Casado.

Las necesidades de las personas neurodivergentes no son tan visibles como muchas de quien tiene, por ejemplo, una discapacidad física, pero no por ello deben quedar al margen del diseño. Afortunadamente, cada vez se tienen más en cuenta. “La creciente preocupación por la salud mental y física impulsa a diseñadores y arquitectos a crear espacios que no generen sobrecarga sensorial ni aumenten el estrés, especialmente para aquellos con hipersensibilidad a estímulos como la luz, el ruido o las texturas”, indica Pepa Casado. “Atender las necesidades de las personas neurodivergentes refleja un compromiso con la equidad y la justicia social, además de permitir la creación de espacios que favorezcan el bienestar de todos los usuarios”, añade.

Al igual que una rampa o un ascensor no hacen que el espacio sea peor para quien no los necesita, un entorno que ha tenido en cuenta la neurodivergencia en su diseño no molestará tampoco a las personas neurotípicas. Es más, en la mayoría de los casos, el resultado será más amable y agradable en su globalidad.  “En diseño y arquitectura, ya se están implementando estrategias para minimizar los efectos negativos de la luz brillante, el ruido y otras sobrecargas sensoriales, basándose en estudios de neurociencia”, ejemplifica la experta.

 

Características de un espacio que incluya la neurodivergencia

¿Qué se tiene en cuenta en los diseños inclusivos que piensan también en la población neurodivergente? Deben ser espacios que integren varias estrategias sensoriales para evitar sobrecargas y promover el bienestar. Además, deben ser lugares que permitan cierta flexibilidad para atender a las distintas necesidades de distintas personas.

 

Estrategias sensoriales para crear un interiorismo inclusivo

Son varios los elementos que se pueden tener en cuenta para diseñar un espacio inclusivo:

  • Iluminación. Esta debe ser regulable, preferentemente aprovechando la luz natural, ya que las luces fluorescentes o parpadeantes pueden resultar muy molestas para personas con hipersensibilidad visual, señala la investigadora.
  • Acústica. Se recomienda utilizar “materiales que absorban el sonido, como paneles acústicos o alfombras, para reducir la reverberación y los ruidos que pueden distraer o estresar”.
  • Colores. Los colores demasiado brillantes o saturados pueden ser abrumadores, por lo que se prefieren paletas que generen calma y favorezcan la concentración.
  • Texturas y materiales. Deben ser agradables al tacto y no provocar estímulos visuales indeseados, como reflejos o brillos.
  • Zonas de descanso o espacios tranquilos. Aun habiendo tenido en cuenta todo lo anterior, es posible que haya momentos en los que algunas personas neurodivergentes se sobrecarguen. Por esta razón, es buena idea incluir estos entornos donde las personas puedan retirarse cuando se sientan abrumadas, lo cual es especialmente relevante en espacios laborales o educativos.
  • Añadir paredes que se puedan mover, mobiliario ajustable como escritorios elevables, asientos ajustables, etcétera, como ejemplo, la empresa Modulyss. Otra herramienta que se puede emplear es establecer franjas de horario tranquilas (con luces más tenues, sin ruidos), algo que ya han incorporado algunos supermercados.
  • Diseño biofílico. Cualquiera que tenga plantas cerca (bien cuidadas, si están tristes el efecto será diferente) sabe que son una fuente de calma. Esto es algo que ya se ha probado desde la ciencia, y por eso el diseño biofílico es tan importante. Este incorpora tanto plantas como otros elementos naturales.

 

Ejemplos de diseño inclusivo con la neurodivergencia

El diseño inclusivo está en auge, y la atención a la neurodivergencia es parte integral de esta tendencia”, asegura la experta. Una prueba es que existen ya multitud de espacios de todo tipo que han sido diseñados o modificados con las personas neurodivergentes en mente.

 

Espacios educativos inclusivos

El educativo es uno de los ámbitos en los que se empezó antes a abordar cómo las personas neurodivergentes se relacionan con su entorno. Un ejemplo reciente es la Westmark Lower School, en California, ideada por el estudio NBBJ para servir de prototipo sobre “cómo el diseño puede apoyar mejor a estudiantes con estilos de aprendizaje distintos”.

Con una planta en forma de U, la escuela se organiza alrededor de un patio con áreas circulares con jardines y zonas para sentarse. Incluye estrategias para minimizar la filtración de sonidos de un aula a otra, materiales naturales que añaden calidez visual, mucha luz natural, colores suaves e iluminación regulable. Además, todas las aulas están muy cerca del exterior y de la naturaleza.

 

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Proyectos inclusivos en el ámbito laboral

La neurodiversidad es una ventaja competitiva”, titulaba hace unos años la revista Harvard Business Review. Esa ventaja, sin embargo, podría diluirse si la oficina o entorno laboral no ha sido ideado con un enfoque neuroinclusivo.

Las oficinas de Nueva York de DuoLingo (la app de aprender idiomas) ya han sido diseñadas precisamente teniendo en cuenta las diferentes necesidades de su plantilla. Ofrecen distintos espacios y mucha flexibilidad para escoger dónde y cómo trabajar cada día: zonas silenciosas y sin distracciones, otras con más energía e interacción, rincones apartados y con luz natural, y mucha vegetación de interior.

 

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Turismo y neurodivergencia

Viajar puede ser todo un reto para las personas neurodivergentes, ya que supone exponerse a estímulos sobre los que no se tiene mucho control. Afortunadamente, hay ya lugares que están teniendo en cuenta el turismo neurodivergente. Un ejemplo son los mapas sensoriales que ya están a disposición de los y las visitantes en museos como el British Museum o el MoMA de Nueva York. En estos mapas se puede saber si las salas tienen luz natural o no, si suele haber mucha gente, si son ruidosas o tranquilas o si hay olores fuertes, por ejemplo. También en hoteles y aeropuertos han empezado a incluir zonas e información para personas neurodivergentes.