Alemania siempre ha sido sinónimo de desarrollo, industria, tecnología punta e innovación. Su capital, Berlín, en constante renovación, es, sin duda, su mejor símbolo. En los últimos años, la ciudad ha comenzado a descollar como polo tecnológico, atrayendo talento y empresas, tanto emergentes como ya asentadas. Para algunos, el Berlín actual (y lo que planifica hacer) es lo más parecido en Europa a lo sucedido antes en Silicon Valley. ¿Pero cómo lo están haciendo? Fundamentalmente, a través de una red de 11 barrios digitales donde el mañana ya se está creando hoy en campos como la ciencia, la investigación, la medicina y la cultura.
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Zukunftsorte: los 11 barrios digitales de Berlín
A esos barrios los llaman Zukunftsorte, que en alemán significa “lugares de futuro”, y son distritos donde ciencia y empresas trabajan juntos para moldear el porvenir y hacerlo tangible. El proyecto puesto en marcha en la capital germana, con un enorme potencial innovador y único a nivel europeo por su grado de desarrollo y sus particulares características, está respaldado y financiado por el Senado de Berlín (órgano ejecutivo que gobierna la ciudad), a través del Departamento de Economía, Energía y Empresas Públicas. Su objetivo general es fortalecer aún más la ciudad como un lugar atractivo para futuras industrias y tecnologías, como el espacio adecuado para que fluyan las ideas innovadoras y la creatividad.
¿Por qué Berlín?
Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros y otros construyen molinos, dice un proverbio chino. Berlín ya no cree en los muros (el de hormigón que separó la ciudad durante 28 años cayó en 1989), pero sí en aprovechar los vientos de la transformación digital a través de los Zukunftsorte, sus nuevos molinos. Berlín reúne las condiciones adecuadas para afrontar el cambio: es una gran capital internacional, tiene un ADN global, se trata de un centro creativo a la vanguardia y dispone de mucho espacio a un precio razonable.
Pero hay más. Berlín cuenta con numerosas instituciones científicas, entidades financiadoras de empresas emergentes y muchos centros tecnológicos y potentes empresas ya establecidas. Del aislamiento y la fragmentación, del efecto “muro”, han evolucionado hacia el apoyo y la colaboración, al efecto de la sinergia. Con los “lugares de futuro”, todos los agentes implicados trabajan juntos en la creación de redes de negocios y ciencia para promover los procesos innovadores de la economía regional y aumentar su ventaja competitiva. La iniciativa ha atraído de momento a más de 40 instituciones científicas y 2.200 empresas, y generado 62.000 empleos.
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Asimismo, los lugares que dan forma a la ciudad del futuro en Berlín son de distinto tamaño, tienen perfiles variados y sus instalaciones están en distintas etapas de desarrollo. Muchos proyectos ya se están ejecutando, mientras que otros se encuentran en fase de planificación. En consecuencia, la capital alemana ofrece todo tipo de posibles ubicaciones que se adaptan a las necesidades de cualquier compañía o institución interesada. “Queremos que todos sepan qué significan las ubicaciones futuras de Berlín y cómo las innovaciones basadas en la investigación tienen un impacto positivo en nuestras vidas», ha dicho el director de la oficina comercial de Zukunftsorte, Steffen Terberl.
Ciencia, negocios y alta tecnología
Esta fórmula que combina ciencia y empresas es el eje vertebrador de varios distritos berlineses. Uno de los principales es Adlershof, en el sureste de la capital. No es solo el parque científico y tecnológico más grande de Alemania, también uno de los que más éxito cosecha por su sistema de cooperación entre institutos de investigación y empresas de alta tecnología. Ciencia y negocios se benefician de su vecindario inspirador, que tiene en nómina a 1.150 empresas y 20.000 trabajadores, además de 7.000 estudiantes.
¿El resultado de la combinación? 353 patentes registradas, 190 productos innovadores y un rápido crecimiento económico. Ejemplo de ello es el sensor cuántico compacto que se puede usar en cualquier lugar sin verse afectado por las fluctuaciones del entorno. Creado por la empresa Nomad Atomics, esta herramienta de enorme potencial puede cambiar el trabajo en la minería, el tráfico y la protección del medio ambiente. O la revolucionaria tecnología Xolography desarrollada por una startup, que permite imprimir en 3D en segundos.
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Adlershof, además, sigue creciendo. Contará para 2024 con un nuevo campus comercial que albergará oficinas, apartamentos, un hotel, tiendas, cafeterías, restaurantes y una guardería. El banco Berliner Sparkasse se mudará allí también, al igual que Siemens Mobility, que lo hará un año más tarde, en 2025.
Siemensstadt, al oeste de la capital, representa, otra de estas zonas punteras. En el emplazamiento en el que Siemens -el potente conglomerado de empresas alemanas que opera en los sectores industrial, energético, de salud y de infraestructuras y ciudades- asentó su primera fábrica, en 1897, se diseña un campus abierto al futuro en el que prevé abrir su incubadora de última generación. Este nuevo barrio digital y sostenible estará en construcción hasta 2030 y en él se podrá vivir, trabajar e investigar. Utilizará las tecnologías para redefinir la ciudad como un ecosistema vivo, abierto y perfectamente habitable.
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Por cierto, justo al lado está Ringsiedlung Siemensstadt, uno de los seis complejos de viviendas modernistas de Berlín reconocidos como Patrimonio de la Humanidad:
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El presente de las abejas, nuestro futuro
Las tecnologías del futuro están también muy presentes en el corazón de Berlín, en el Parque Tecnológico Humboldthain. Su núcleo es el Centro de Innovación y Fundación de Berlín (BIG), ubicado en el antiguo complejo de la compañía eléctrica AEG y donde se han instalado empresas (más de 160, con unos 6.000 profesionales), laboratorios científicos (3) y estudiantes (cerca de 2.000).
Uno de los proyectos desarrollados en este nuevo barrio urbano es «Sens4Bee», liderado por la empresa Microsensys y patrocinado por el Ministerio Federal de Nutrición y Agricultura. El objetivo es recopilar suficientes datos con la ayuda de sistemas integrados de sensores en colmenas y ejemplares individuales para analizar el bienestar de las abejas en relación con distintos eventos ambientales.
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Charlottenburg, uno de los campus universitarios urbanos más extensos de Europa, es otro de los grandes polos de atracción. Formado por edificios catalogados y otros en proceso de construcción, sus escuelas, facultades, institutos de investigación, empresas y entidades culturales conviven en esta especie de crisol de innovación que fomenta el desarrollo interdisciplinar y ofrece un espacio perfecto para las startups.
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Sostenibilidad, movilidad y tecnologías limpias
En este campo hay tres barrios clave. Uno es el Urban Tech Republic (Berlin TXL), un parque industrial y de investigación que se construye en el solar del antiguo aeropuerto de Tegel y que está enfocado para dar respuestas a los retos de las grandes ciudades del siglo XXI. En él se desarrollan tecnologías urbanas de aprovechamiento de la energía, con nuevos materiales que ahorran recursos, movilidad ecológica, reciclaje o control de infraestructuras en red basadas en datos. Este distrito contará también con zonas residenciales, en vías de planificación, en las que se testeará la construcción con huella de carbono neutra.
Transporte sin conductor físico
Uno de los proyectos más relevantes de este barrio digital es el de la conducción autónoma, que en Berlín es ya casi una realidad. La capital alemana cuenta con una red de movilidad que funciona muy bien. El transporte público incluye patinetes, bicicletas, motos y coches eléctricos, bicis de alquiler y coches compartidos. Pero en Urban Tech Republic quieren dar un paso más allá: la startup Motor Ai prueba allí una innovadora inteligencia artificial basada en la neurociencia cognitiva que puede tomar decisiones de tráfico fiables en situaciones nuevas y complejas.
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El área Clean Tech Marzhan, en la zona este, también está especializada en tecnologías sostenibles y eficientes, y en el suroeste, el Campus EUREF (Foro Europeo de la Energía), se ha convertido en un laboratorio real que trabaja de manera colaborativa con todo tipo de ideas “verdes” para lograr la transición energética y la revolución de la movilidad. Allí está el Gasómetro de Shöneberg, un contenedor de gas a presión de 1913 que se ha utilizado como espacio publicitario, para eventos y hasta como estudio de televisión. Por cierto: el edificio tiene un contador digital que muestra la cantidad de CO2 que aún podemos emitir para alcanzar el objetivo de un calentamiento global máximo de 1,5 grados.
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El Oxford alemán avanza en biotecnología
Berlín también mira al futuro en el ámbito de la salud. Un ejemplo es el Berlin-Buch, que alberga laboratorios de investigación clínica y en farmacología y medicina molecular (un reciente avance, por ejemplo, es un nuevo método que transforma proteínas y anticuerpos en transportadores estables y altamente funcionales capaces de detectar y matar células tumorales, una especie de pegamento para combatir el cáncer), y un parque biotecnológico, uno de los más grandes del país. Y, sobre todo, Berlin Südwest, considerado el Oxford alemán: muchas de sus prestigiosas instituciones están detrás de numerosas empresas emergentes de biotecnología y ciencias de la vida. En el horizonte, un nuevo centro universitario de negocios e innovación servirá para catalizar el talento de más startups.
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Diseño y cultura vanguardistas
Schöneweide es un distrito a orillas del río Spree que ofrece un entorno creativo muy valorado por empresas de éxito mundial situadas en la intersección de la tecnología, la ciencia y el diseño. En este Zukunftsorte se ha desarrollado el IRMA, un sensor de conteo que detecta el flujo de pasajeros y reconoce objetos como bicis o sillas de ruedas para optimizar el transporte público en buses y carreteras. La empresa creadora de este innovador diseño que ya va por su sexto modelo, iris-GmbH, recibió varios premios.
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El último barrio digital berlinés es Tempelhof, en el sur, donde confluyen futuro y pasado. Al monumental (e inacabado) edificio del aeropuerto y a sus hangares ya se les está dando distintos usos (para celebrar eventos y exposiciones y como espacio de trabajo para más de 2.000 personas), pero se está remodelando poco a poco con la idea de convertirlo en un animado distrito con espacio público de encuentro con cabida para diferentes iniciativas como un cine experimental, un centro de arte compartido, un laboratorio para fermentar y cultivar setas, la Universidad Flotante (que ofrece debates abiertos) o el CityLab, que proporciona apoyo a quienes quieran aportar ideas para contribuir a dar forma a la ciudad sostenible y digital del futuro.
En Tempelhof también se experimenta con los nuevos conceptos de convivencia urbana: en el tejado, por ejemplo, se construye una galería histórica con vistas panorámicas de 360º a un paisaje híbrido que mezcla pájaros y ovejas pastando con deportistas y aficionados a la jardinería.
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