Casas móviles: el triunfo de la pequeña vida nómada

La posibilidad de, literalmente, llevarse la casa —o la oficina— de un lado a otro resulta atractiva y muy tentadora. Mucho más después de pasar tanto tiempo encerrados. La pandemia nos ha hecho reflexionar sobre nuestro estilo de vida y también sobre el tipo de vivienda que queremos habitar. Disponer de un espacio exterior, estar en contacto con la naturaleza, disfrutar al aire libre, se ha convertido en algo casi tan vital como el acto de respirar. Y de esa necesidad (además de por otros motivos) nace la tendencia de las casas móviles o mobil homes, un sector en auge dentro del mercado residencial.

 

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Vivir en una casa prefabricada, de reducidas dimensiones, con lo justo y necesario, que permite ahorrar energía, llevártela donde quieras y que, además, es más económica que cualquier otro tipo de vivienda en propiedad y supone pagar menos impuestos y realizar menos trámites administrativos es ya una realidad para cada vez más personas. En España, donde lo que impera aún sigue siendo comprar viviendas cuanto más grandes mejor, las mobil homes también empiezan a tener salida. Los pedidos a empresas fabricantes no paran de crecer.

 

¿Cómo es una mobil home?

Son micro casas, de no más de 50 metros cuadrados, que tienen la particularidad de que no se anclan de manera fija al suelo, ni necesitan cimientos ni engancharse a los suministros públicos, y se pueden transportar de forma sencilla al lugar que se desee. La mayoría, de hecho, suelen tener ruedas en la parte inferior de la estructura, lo que permite moverlas y cambiarlas de ubicación con facilidad remolcándolas con un vehículo. Otras mini casas, en cambio, no llevan ruedas incorporadas, pero es posible cargarlas en un camión específico y realizar así su traslado. El caso es que, de una manera u otra, se mueven. Eppur si muove, que diría Galileo.

Su tamaño no debe confundirnos. Pese a ser pequeñas cuentan con todas las comodidades de un hogar moderno —tienen cocina bien equipada, baño completo con ducha, electrodomésticos (algunas incorporan incluso lavadora y secadora, conexión a internet y televisión por cable o satélite) y también calefacción, control de climatización o iluminación LED— y su diseño está marcado por el ingenio necesario para conseguir que en su interior haya una excepcional organización del espacio disponible.

 

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Amueblar una mobil home: flexibilidad + funcionalidad

Llevar la casa a cuestas no tiene por qué ser pesado. Las viviendas rodantes suelen viajar ligeras de equipaje. La clave está no en pensar cómo llenarlas de objetos, sino en ver qué se necesita realmente. Eso mismo es lo que han hecho Alexis Stephens y Christian Parsons, una pareja que lleva viviendo desde hace seis años en una casa de 12 metros cuadrados con la que viajan por todo Estados Unidos.

A su proyecto de vida lo han llamado Tiny House Expedition. Lo pequeño y liviano, curiosamente, les ha llevado a algo mucho más grande y profundo. Están convencidos de que simplificar el lugar donde se vive expande y enriquece la existencia al aprender a gestionar mejor el espacio, evitar lo superfluo y no acumular cosas innecesarias, fomentar el ahorro. En definitiva, a ganar independencia y libertad. “Lo que tenemos es lo esencial para nuestra vida diaria y para disfrutarla. Vivimos más en el presente y tenemos una mayor conciencia del uso de recursos y de lo que es verdaderamente importante”, aseguraron Stephens y Parsons en una entrevista publicada en la revista AD.

 

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En las mobil homes se aprovecha el diseño vertical para sacar el mayor rendimiento al espacio. El dormitorio, por ejemplo, suele instalarse en la parte superior del habitáculo, para así dejar el mayor número de metros cuadrados libres a las estancias donde se realizan las actividades diarias. El mobiliario suele ser a medida, abatible en muchos casos, y cumple con dos requisitos fundamentales: ser versátil y flexible y con múltiples funciones. Es habitual que se pueda reconfigurar el interior según el momento del día y lo que se vaya a hacer, y también que un mismo mueble tenga más de una utilidad. Por ejemplo: que las escaleras a la parte superior de la casa sean a la vez cajones de almacenamiento o el lugar en el que instalar el depósito de agua, o que la zona de comedor se convierta en despacho. También pueden instalarse camas elevables que se levantan y anidan en el techo cuando no se utilizan, abriendo espacio debajo, o equipos encastrables y accesorios ocultos, como fregaderos con tapa que de manera sencilla y cómoda pasan a ser encimeras de zonas de trabajo.

 

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Desde bungalós a modernas viviendas

La estética exterior e interior de las casas remolcables tampoco es uniforme. Al contrario, ha ido evolucionando con el tiempo y se suele adaptar a los gustos y preferencias de sus propietarios. Como resultado, existen muchos modelos de mobil homes. Las hay de aspecto más colonial, tipo cabaña de campo o bungaló y también de estilo más vanguardista.

 

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También en contenedores marítimos

Muchas, ya lo hemos dicho, se construyen sobre ruedas y cada vez se fabrican más con contenedores marítimos, lo que permite reutilizarlos y darles, nunca mejor dicho, una nueva vida. Son modernos y ecológicos, más ligeros que el acero o el hormigón armado pero, a la vez, son robustos; están diseñados para cargar toneladas de peso y resultan perfectos como estructura: se pueden apilar en altura y combinarse como si de un mecano se tratase. Y como están hechos para soportar condiciones climatológicas adversas, tienen una vida útil muy larga.

 

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La opción de las furgonetas camperizadas

Otra modalidad de casa móvil son las denominadas campers, furgonetas personalizadas que funcionan como casitas o miniapartamentos con ruedas. No les falta de nada: desde cama y todo tipo de huecos y cajones para almacenaje, hasta cocina equipada y baño. La vanlife tiene cada vez más adeptos y ya hay empresas dedicadas en exclusiva a camperizar furgonetas. Es el caso de los gallegos Lamardevan o los asturianos Rolling House North:

 

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Con las campers, no obstante, hay que tener especial cuidado con la seguridad. Según un estudio realizado por la Administración del Transporte de Suecia, los elementos más importantes a tener en cuenta son la calidad y fijación del mobiliario —se ha comprobado que pueden romperse y proyectar fragmentos sobre los ocupantes, por lo que deberían ser más resistentes—, los anclajes y protección de las plazas, sobre todo las traseras, y los sistemas de ayuda a la conducción para prevenir accidentes (que, por ejemplo, avisan en caso de invadir el carril contrario o salirse de la carretera). En cuanto a un posible robo, hay sistemas y medidas disuasorias como incorporar un localizador GPS que se puede gestionar desde un teléfono móvil y que permite saber la ubicación exacta del vehículo con escaso margen de error, cerraduras especiales y alarmas, barras para el volante o bloquedores de pedales. También conviene instalar un detector de gas ante posibles fugas, evitar las áreas de descanso de las autopistas y pernoctar en lugares bien iluminados.

 

Ventajas de vivir en mobil homes

Las mobil homes tienen muchas virtudes. Enumeramos algunas de ellas en esta lista:

  • La principal, sin duda, es la movilidad: este tipo de viviendas pueden trasladarse de un lugar a otro e instalarse en distintas ubicaciones, lo cual facilita las mudanzas. Siempre puedes llevarte la casa contigo.
  • Se pueden colocar fácilmente: salen de fábrica diseñadas y equipadas para ser habitadas y suelen estructurarse en módulos independientes que luego se ensamblan en la parcela donde se van a colocar.
  • La instalación es muy rápida: queda lista en poco tiempo, a veces en el mismo día. Esto es posible porque no necesitan obra.
  • Se acomodan a diferentes terrenos: porque son versátiles y adaptables. Sin embargo, es conveniente consultar antes la normativa vigente en la comunidad autónoma correspondiente por si hay restricciones o requisitos.
  • Menos papeleo: sin duda, realizar menos trámites burocráticos es también uno de los pros de las casas móviles. Se consideran un bien mueble —no inmueble— y no suele ser necesario solicitar licencia municipal de obra. No obstanto, por si acaso, es mejor confirmarlo antes de la instalación. Las viviendas transportables tampoco requieren estar inscritas en el Registro de la Propiedad.

 

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En la naturaleza y sin apenas dejar huella

Sin embargo, poder llevar un estilo de vida en contacto con la naturaleza, dejando atrás el estrés y el acelerado ritmo de las ciudades, es quizá uno de sus aspectos favorables más significativos. Las casas pequeñas y transportables se basan en una filosofía de respeto al medio ambiente con el objetivo de reducir el uso de recursos y contaminar lo menos posible al emitir menos CO2. Son viviendas que suelen fabricarse con materiales ecológicos —la madera es uno de los más empleados— y ocupan poco espacio. Muchos modelos incorporan paneles solares, sistemas de recogida y reutilización del agua de lluvia y de compostaje, por lo que acaban siendo casas móviles, pero también autosuficientes.

 

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Suministro, diseño y financiación, sus principales inconvenientes

Vivir en una casa móvil supone enfrentarse a ciertas desventajas respecto a viviendas más grandes y construcciones convencionales. Veamos algunas de ellas:

  • Diseño y tamaño limitados: las mobil homes no pueden exceder de determinadas dimensiones, ni tener más de dos pisos, porque se complicaría mucho su traslado que, recordemos, es su principal razón de ser. Por eso son estructuras pequeñas, de un solo módulo (aunque a veces se pueden añadir más para ganar algo de capacidad).
  • No se financian con hipoteca: porque se consideran un bien mueble y por ello no es posible solicitar una hipoteca para su compra. Sí se puede pedir un préstamo personal al banco, pero las condiciones no suelen ser tan beneficiosas.
  • Deben autoabastecerse: a nivel energético y de saneamiento. No se conectan a los suministros de electricidad y agua como ocurre con las casas prefabricadas fijas.
  • Necesitan un transporte especial: la mayoría deben moverse en camiones basculantes, por profesionales.
  • Y también autorización administrativa: es lo mismo que con las casetas de obra, que requieren documentación sobre su localización. Son casas perfectamente identificadas con un número de chasis y de placa.
  • En este artículo de The New York Times, What no one ever tells you about tiny homes (Lo que nadie te dice sobre las casas pequeñas), se hacen eco de algunos contras, como que el ciclo de vida natural de los objetos se acelera (como hay menos cosas, se usan más y se deterioran antes) o la persistencia de ciertos olores en el interior pese a la ventilación.

 

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Entonces… ¿puedo llevar mi mobil home donde quiera?

No exactamente. En España no existe una regulación específica para este tipo de estructuras, por lo que los permisos y licencias dependen de si se trata de casas prefabricadas fijas o móviles. Las primeras son bienes inmuebles (se refiere a “tierras, edificios, caminos y construcciones de todo género adheridas al suelo”), mientras que las segundas se consideran bienes muebles porque no disponen de cimientos y “se pueden transportar de un sitio a otro sin menoscabo de la cosa inmueble a la que estuvieren unidos”. Es decir: son casas, sí, pero se pueden remolcar con facilidad de un sitio a otro manteniendo su integridad.

Además, mientras las fijas sobre el terreno deben estar conectadas a los suministros públicos de agua y energía, las transportables poseen los medios de autoabastecimiento necesarios con suministros propios. Sin embargo, pese a que no es obligatoria la licencia de obra, siempre se debe consultar en el ayuntamiento en el que se vayan a instalar porque puede haber alguna normativa concreta al respecto y, de no cumplirla, abrirse un expediente administrativo de restablecimiento de la legalidad y suspender su uso o aplicar una sanción por carecer de licencia urbanística.

 

¿Cómo empezó todo?

A finales de la década de los años noventa del siglo pasado surgió un movimiento social en Estados Unidos llamado Tiny House tras la publicación de un libro titulado The Not So Big House, de la arquitecta Sarah Susanka, quien abogaba, y aún lo hace, por la sencillez y la reducción del espacio en el que vivimos, sin renunciar por ello a la calidad y a las comodidades de la vida moderna. Según esta filosofía, que se ha ido expandiendo desde su nacimiento por medio mundo, menos es más, por lo que no es necesario tener una mansión con piscina ni una casa de 200 metros cuadrados en la que gastarse más de un tercio del salario para poder pagar la hipoteca. Las pequeñas casas móviles ofrecen una manera diferente de vivir, perfecta para los nuevos nómadas.

Lo cual nos lleva hasta la oscarizada película Nomadland, de la directora Chloé Zhao y protagonizada por Frances McDormand. El filme, inspirado en el libro País Nómada: supervivientes del siglo XXI, muestra a los workampers, nómadas contemporáneos que recorren Estados Unidos en caravana o camper buscando trabajo y que viven en sus vehículos, sobre ruedas.

 

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La historia que narra Nomadland no es real, pero está basada en la vida de personas de carne y hueso y en ella salen personas reales. Como Linda May y su viejo remolque de 1974 al que ella llama, con cariño e ironía, The Squeeze Inn, algo así como La Posada de las Estrecheces:

 

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