Hace ya muchos años que internet es el primer lugar al que se acude cuando se está buscando comprar una casa. En las webs de las inmobiliarias o en los distintos portales que agregan las ofertas que hay en ese momento, quien quiere comprar puede hacerse una idea aproximada de cómo está el mercado, obtener más información o contactar con los vendedores. Sin embargo, podría existir otra opción: comercios electrónicos como Amazon venden casas prefabricadas. ¿Deberíamos incluir al gigante del comercio electrónico en nuestra búsqueda de casa? ¿Acabaremos comprando nuestro nuevo hogar a golpe de clic?
El sistema parece sencillo y, a juzgar por los resultados que arroja escribir “casa prefabricada” en el buscador de la tienda online, tentador para el bolsillo. Una de las primeras casas que nos muestra el portal cuesta 6.999 euros y tardará apenas dos semanas en llegar. Si se ajusta el tamaño a algo más pequeño, el precio baja a 3.999. En plena crisis de la vivienda, con precios cada vez más disparados, la existencia de alternativas de este tipo parece demasiado bonita para ser verdad. Y, en cierto modo, lo es. Nada es tan sencillo.
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La casa prefabricada online, ¿todo ventajas?
Ese primer resultado que aparece en Amazon -en madera de pino escandinavo, con porche en su versión más cara y la promesa de ser energéticamente eficiente- se encuentra con algunos inconvenientes. Haciendo un poco de scroll en el anuncio, aparece una tabla en la que se enumeran una serie de especificaciones técnicas: la madera no está tratada (lo tendrás que hacer tú), la bonita decoración que se ve en las fotos no llegará con el paquete, tampoco se incluye el material de cubierta y, quizá lo más importante, el montaje corre a cargo del cliente (aseguran que se tardará unos tres días, “dependiendo de la experiencia”). Esto no lo dicen, pero se sobreentiende: la persona que compre tendrá que ser también quien se ocupe de cualquier instalación eléctrica o de fontanería. Y, por supuesto, como en cualquier casa prefabricada, es necesario tener una parcela donde instalarla. Estas microcasas, en realidad, están más pensadas como casetas para el jardín que como hogares.
Incluso si alguien sintiera la tentación de usar uno de estos habitáculos como primera vivienda -algo que algunos influencers de Estados Unidos y Canadá parece que están haciendo-, no podría. “En España hay una normativa que hace necesario contar con un proyecto de arquitectura, una licencia y una serie de requisitos técnicos que hacen inviable que un producto de este tipo pueda tener el precio que indican para uso residencial”, explica Sergio Baragaño, CEO de la startup de arquitectura ROOM2030. Además, añade, “los gastos de transporte e instalación son muy importantes”.
Las reglas para comprar una casa prefabricada
Parte de la atracción de los anuncios de casas prefabricadas que se venden en portales digitales, más allá de su precio y del reclamo “en dos semanas la tienes”, es ahorrarse todo el proceso de construcción de la vivienda. Algo que, en realidad, comparten con el mercado de edificaciones de este tipo, que desde la pandemia vive un boom en España. Según informan en Inarquia, la demanda de vivienda prefabricada aumentó un 60% desde el covid-19. Pero, ¿qué se debe tener en cuenta a la hora de comprar?
Un primer paso importante es aprender a diferenciar entre construcción prefabricada, industrializada y modular, tres adjetivos que a menudo se usan como sinónimos. En las viviendas prefabricadas los distintos elementos no se crean in situ (como en una construcción tradicional), sino que se fabrican en otro lugar y se pueden transportar ya ensambladas (son, entonces, viviendas modulares) o para ser montadas en el destino final. La industrialización se refiere al proceso de construcción, que se hace en fábrica y en serie, como si fuera un coche. Es decir, una vivienda puede ser prefabricada, modular e industrializada, pero también podría ser solo prefabricada e industrializada, por ejemplo.
Una vez se tiene esto claro, ¿qué debemos buscar si queremos una casa con este tipo de construcciones? “Cada vez existen más opciones de compra, diferentes niveles de calidades y acabados”, señala Sergio Baragaño, de ROOM2030. “Es importante comparar productos de calidades equivalentes y no caer en mensajes y cifras sensacionalistas para cualquier vivienda actualmente en España, sea industrializada o tradicional. Las altas exigencias del Código Técnico de la Edificación, las necesidades de aislamiento y de instalaciones mínimas para cumplir certificaciones obligan a escoger productos de calidad, lo que conlleva un coste”, indica. Es decir, debemos estudiar, comparar y no dejarnos llevar por las ofertas en las que todo es demasiado fácil (y, sobre todo, sospechosamente barato).
¿Qué cambios provocará en el sector de la construcción?
Al pensar en la obra de una nueva vivienda y en el conjunto de personas que participa en todo el proceso, es fácil imaginar que estos no tan nuevos modelos de construcción alteran bastante los procesos. “La industrialización cambia algunas reglas del juego”, coincide Baragaño. “Facilita enormemente la labor de los técnicos, teniendo un control de calidad mucho mayor al ser realizado en fábrica. También al tener siempre el mismo lugar de visitas de obra, que es la propia factoría donde realizamos nuestras viviendas”, añade.
Casas prefabricadas para situaciones de emergencia
El hecho de que sea posible comprar una casa (o caseta) a un precio bastante reducido y que su montaje sea más o menos rápido coloca este tipo de construcciones como una opción muy interesante en situaciones de emergencia. “Hace años que son soluciones que se fabrican muy rápido, por lo que son buenas alternativas para estos casos o para otro tipo de edificios con necesidades de puesta en marcha veloz”, asegura Baragaño. Ya en 2016, de hecho, la propuesta ganadora del premio Beazly Design of the Year fue Better Shelter, un proyecto colaborativo para la creación de viviendas temporales para refugiados. Como ya te contamos en su momento, el refugio estaba constituido por una estructura de marcos de acero cubiertos de paneles de polímero ligero y sus 68 piezas se recibían embaladas en dos cajas planas de 80 kilos cada uno y que incluían ya las herramientas necesarias para su montaje, que se completaba en tan solo 4 horas.
Usos alternativos de las casas prefabricadas de los ecommerce
La situación actual en España, tal y como señalaba Baragaño, hace que comprar una de estas construcciones en Amazon y destinarla como primera vivienda sea, si no inviable, sí una mala idea. En su descripción, de hecho, muchas de ellas incluyen ya otros usos alternativos. Puede ser una caseta en la que guardar las herramientas de jardinería, una casita para los invitados separada de la vivienda principal, o un lugar destinado a alguna actividad concreta. Escritores ingleses como Virginia Woolf o Roald Dahl tenían en sus jardines una caseta que era en la que escribían. Hay incluso quien se ha montado su propia biblioteca.
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Incluso así, sigue siendo necesario tener en cuenta toda la parte de montaje e instalaciones eléctricas y de fontanería si se quiere que la pequeña casa tenga luz o agua. Por otra parte, algunas de estas construcciones necesitarán igualmente una licencia para ser legales (dependerá de las regulaciones locales y de su tamaño, entre otros factores), por lo que, antes de hacer clic y tener en unos días a un repartidor dejando los elementos de una futura edificación en medio del jardín, lo mejor es informarse bien y, al menos de momento, recurrir a las empresas profesionales que llevan años ocupándose de hacer e instalar viviendas prefabricadas, modulares o industrializadas.