La madera contralaminada (CLT) cumple treinta años, y en ese lapso de tiempo se ha convertido en “el sistema estructural clave para solventar la emergencia climática y el reto demográfico”, según declara Dani Ibáñez, arquitecto, parte del estudio Urbanitree y director del IAAC (Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña). Esta elección se debe a su rapidez de fabricación, que permite generar edificios para una población creciente, y su trazabilidad, que mitiga la huella de carbono de las estructuras.
Ibáñez nos acompaña en este caso de estudio en el que analizamos la aplicación de CLT en el edificio más alto de vivienda social realizado en España con madera estructural. Este proyecto de cuarenta viviendas sociales resulta novedoso por este y otros factores. Desde el su propio proceso de licitación, el concurso cambió los criterios de evaluación tradicionales, en los que se valoraban a partes iguales las características arquitectónicas y el ahorro económico, por la introducción de las variables de emisiones embebidas con estructura y fachada, así como rapidez en construcción y ensamblaje.
El estudio Urbanitree, dirigido por Daniel Ibáñez y Vicente Guallart, y dedicado a la construcción de edificios ecológicos en base madera, fue el encargado de acometer este edificio innovador de cuarenta unidades habitacionales distribuidas en ocho plantas, denominado “Terrazas para la Vida”. El manifiesto del que parte el concepto es el de disponer de aire libre en cualquier espacio de vivienda, una necesidad impulsada por la crisis del coronavirus.
Terrazas para la Vida se ubica en el barrio barcelonés de Sant Martí, donde tradicionalmente se asentó la población inmigrante entre los años sesenta y setenta. El edificio no tiene parking para no fomentar el uso del vehículo privado y para ahorrar costos y emisiones. Por otro lado, solo las cimentaciones y la planta baja emplean hormigón, el resto del edificio está hecho en madera, incluyendo el núcleo de comunicaciones.
Además del sistema de construcción, el proyecto resulta transformador por ofrecer un invernadero solar (productivo para sus residentes) en su cubierta y por potenciar la autosuficiencia energética con el uso de paneles solares.
La incorporación de naturaleza en la materialidad de la estructura también se manifiesta en una especie de plantación encubierta de árboles frutales fuera del invernadero, a través de treinta especies localizadas en las propias terrazas del edificio, de manera que gran parte de las viviendas dispongan de un árbol como parte de su hábitat. Todo ello se mantiene con un sistema de riego automático y centralizado para toda la construcción.
Siendo una vivienda social, destaca también la autosuficiencia promovida a través de ateneos de fabricación, un programa del Ayuntamiento con el que se ubican laboratorios de fabricación digital para que, si alguien lo necesita, pueda fabricarse un pequeño mueble mediante impresión 3D, algo que refuerza el concepto de edificio ecológico, donde gran parte de las cosas que se producen o consumen ocurren en clave local.
¿Qué te parece este proyecto construido con CLT y todas las innovaciones que trae consigo en criterios de licitación, materialidad, autosuficiencia…? Comparte tus impresiones en redes sociales usando el hashtag #ConnectionsByFinsa. ¡Queremos conectar con profesionales como tú y seguir potenciando modelos constructivos como este!