CONEXIÓN CON… Miguel Pinto, gerente del Clúster de la Edificación: “La edificación tradicional deberá convivir con la industrializada”

La edificación es un sector estratégico en España por su dimensión y por su relevancia económica, ambiental y social, con un indudable peso específico, pero todavía bastante fragmentado. Por eso, desde 2021, la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (ASPRIMA) decidió dar el paso para conectar a un grupo de agentes relacionados con la cadena de valor de la construcción y alinearlos bajo lo que denominaron Clúster de la Edificación. Desde entonces trabajan con un objetivo común: crear mejores entornos urbanos a través de la innovación en todo tipo de edificios.

El Clúster cuenta ya con cerca de un centenar de entidades asociadas. La mayoría son grandes empresas y pymes, pero también hay universidades y centros de investigación. “Era necesario aunar esfuerzos y crear sinergias. Hay mucho talento, pero si no estamos unidos, es difícil que esa innovación que buscamos vea la luz”, dice Miguel Pinto, su gerente. Uno de los retos que se han marcado es el de impulsar la industrialización en la edificación, algo que, asegura Pinto, va a marcar el futuro del sector.

¿Cómo se plantea el desafío de la innovación? ¿Cuáles son las estrategias que han trazado para incorporarla?

Tenemos definidos cinco ejes estratégicos de cara a potenciar la innovación del sector. Son la industrialización, la rehabilitación, la sostenibilidad ambiental, el lean construction y la transformación digital. Esos son los cinco paraguas que marcan nuestras acciones en los grandes campos de desarrollo en la innovación.

Las entidades que forman parte del clúster forman grupos de trabajo, tenemos alrededor de veinte, y dan contenido a esas cinco estrategias. Por ejemplo, en gestión de residuos, dentro del eje de sostenibilidad ambiental, hay un grupo de unas diez empresas que investigan junto a la Universidad Politécnica de Madrid.

 

¿Y qué avances se aplican en cuanto al lean construction?

Esta es una filosofía de trabajo importada del lean manufacturing, de ser más productivos a la hora de fabricar un elemento. Su origen está en el sistema de producción de Toyota, en la industria automovilística. Para ahorrar segundos colgaron las herramientas del techo e hicieron el proceso más rápido. Lean significa ajustar los recursos disponibles y eliminar las ineficiencias, las pérdidas.

Lean construction consiste en optimizar lo que agrega valor a un proyecto constructivo y analizar cómo eliminar lo que no lo hace a la hora de ejecutarlo. Aplicando esta metodología en una obra, los procesos se pueden mejorar desde el momento de hacer el proyecto en cuanto a seguridad, sostenibilidad o rapidez.

 

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¿La industrialización de la edificación es clave para el desarrollo del sector?

Sí, sin duda. Cuando hablamos de construcción industrializada nos referimos a un proceso constructivo que realiza componentes, módulos o sistemas mediante fabricación industrial para la realización de un edificio. Posteriormente, estos elementos son transportados a la obra para ser ensamblados in situ. Pero el objetivo no es solo desplazar el lugar en que se construye, sino hacer que el proceso sea más automático, robotizado y eficaz con la seriación y mecanización en fábrica de esos elementos.

Imagen cedida por Lignum Tech

 

¿Qué define entonces a este tipo de sistema?

Lo que la caracteriza a nivel de producción e instalación es que se hace en un lugar distinto a la obra, que hay un transporte de elementos y estructuras que después se colocan en el terreno de construcción, en el espacio donde van a quedar finalmente. Hay que considerar también que se trata de un proceso que debe ir muy bien pensado, analizado y planificado desde el origen para que no haya cuellos de botella y que las bondades de este tipo de edificación -que sea una opción de calidad, segura, más ágil, de ahorro de tiempo y dinero- se aprovechen realmente.

 

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¿Qué ventajas tiene frente a la construcción tradicional?

Con la industrialización se reducen tiempos, la calidad es mayor, hay menos problemas de posventa, menos desperfectos, menos incidencias, es más sostenible, se genera menos ruido para los vecinos… Las ventajas son bastantes, tanto para el cliente como para quien ejecuta, para profesionales. También es importante que se entienda que la edificación industrializada se puede hacer para todas las formas y geometrías de un edificio. Y que, al ser un proceso muy pensado desde el principio, teniendo en cuenta a todos los agentes que participan, puede que se tarde más en realizar el proyecto, pero al final el tiempo global invertido es menor. En la edificación industrializada todo está pensado en milímetros en vez de en centímetros, como pasa con la tradicional. Simplemente, todo encaja mejor.

 

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En comparación con otros países europeos, la aplicación de este modelo de edificación aún es escasa en España.

Es verdad que hay países de Europa, sobre todo los del norte, que empezaron a trabajar antes con este sistema, sobre todo porque su propia climatología impedía muchas veces trabajar en el exterior. En España se ha incorporado más tarde, pero va a más. Sobre todo en las viviendas unifamiliares porque en altura es más complicado. Pero aquí también se está avanzando en edificaciones plurifamiliares y en el desarrollo mecanizado de nuevos componentes.

La fabricación en serie de elementos como ladrillos, vigas o losas siempre ha estado presente en la construcción. Sin embargo, en la construcción industrializada estos procesos van más allá y ya se producen en fábrica elementos constructivos completos como paredes, suelos, fachadas y cubiertas, o incluso escaleras, balcones, armarios, cocinas y baños. Todavía se está trabajando en potenciar estos elementos y existe escasez en mano de obra especializada, pero sí hay una necesidad cada vez mayor de componentes más integrados y completos para instalar en edificación.

 

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¿La construcción industrializada tendrá mayor presencia en los próximos años?

La industrialización de la edificación es el futuro, eso resulta indiscutible. La cuestión es a qué velocidad se hará. Yo creo que en los próximos cinco años veremos cada vez más edificios con elementos industrializados incorporados, con una parte constructiva tradicional y otra industrializada (con la fachada o los baños hechos por completo en fábrica).

Tenemos cada vez más empresas que ya trabajan en el sector y están desarrollando por iniciativa propia elementos industrializados para integrarlos en obra. Es el caso de Finsa, que, por ejemplo, ha decidido avanzar hacia estructuras de CLT, que funcionan muy bien. Este tipo de oferta aumenta para proyectistas y promotores, a quienes se les está abriendo un abanico de soluciones industrializadas para integrar en sus edificios. Y están pidiendo más.

 

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¿Y qué papel desempeña el sector público en su desarrollo?

Es importantísimo que se prescriban formas de edificación industrializada en la vivienda pública porque, además de sus ventajas, también genera riqueza. ¿Por qué? Pues porque crea industria, genera demanda y quizá anime al constructor tradicional a dar el salto.

 

¿Podría decirse que la edificación industrializada garantiza espacios más habitables, saludables y amigables con el medio ambiente?

Sí. Son edificios energéticamente eficientes, el automatizado de la fabricación de elementos reduce el desperdicio de materiales, de escombros, y también reduce el uso del transporte, lo que disminuye las emisiones de CO2 respecto al modelo tradicional.

 

Respecto a la rehabilitación. ¿Es la industrialización una alternativa real? ¿Cómo se pueden integrar soluciones o sistemas industrializadas en este tipo de proyectos?

Este campo es el más retador. Tenemos un grupo de trabajo que está específico para ello. Desarrollar elementos en fábrica para colocar en edificios que ya existen, con sus propias especificidades, es un desafío porque choca con la escalabilidad y la estandarización de esta metodología. Pero la necesidad de rehabilitación del parque inmobiliario en España es ingente y las soluciones tradicionales tendrán que convivir con las soluciones industrializadas. Hablamos de soluciones para cubiertas y fachadas, sobre todo, que permiten aumentar el aislamiento, que la piel que protege al edificio mantenga el confort térmico en el interior pese a las condiciones del exterior. Estas soluciones tienen varias ventajas en relación a las tradicionales: son más rápidas, son menos invasivas para los vecinos que viven en ese edificio y tienen que sufrir las obras de reforma, les afecta menos en su vida cotidiana, y fomentan más la circularidad porque se trata de elementos que se pueden deconstruir y reutilizar en el futuro.

 

¿Qué materiales se emplean más en este tipo de soluciones para la edificación?

Hay de todo. El tradicional es el hormigón, con el cual hay un reto de sostenibilidad medioambiental al que hay que hacer frente. Otro es el acero, que tiene la ventaja de que es flexible desde el punto de vista de poder hacer elementos para un edificio que pueden ocupar geometrías, espacios diferentes, pero que también tiene el problema del precio. Luego ya entra la madera.

Imagen cedida por Lignum Tech

 

¿Qué aporta este material? Siendo un recurso natural, más sostenible y con más posibilidades de diseño, ¿de qué manera beneficia en la industrialización?

La madera es un material muy conocido. A veces hablamos de ella como si fuera nuevo, pero se trata de un clásico que ha evolucionado mucho. Tanto para estructuras como para componentes o elementos industrializados tiene la ventaja de que mantiene sus prestaciones y es sostenible. La madera captura CO2 y su huella de carbono es negativa, no emite carbono. Teniendo en cuenta que el sector de la construcción es responsable del 30% de las emisiones a nivel global, necesitamos que la edificación sea responsable medioambientalmente. Además, la madera es un material muy reconocido por el cliente desde el aspecto del confort. Si queremos abanderar la sostenibilidad, la madera es un elemento primordial.

 

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Miremos hacia el futuro del sector. ¿Hacia qué modelo avanza la edificación en nuestro país? ¿Deberíamos importar algo de otros modelos que hay en nuestro entorno?

Creo que nuestro sector es un sector maduro. Pero también se estima que España necesita unas 120.000 viviendas de obra nueva al año. En este sentido, hacer frente a la edificación de esa enorme cantidad de viviendas, teniendo en cuenta además que la mano de obra escasea, va a exigir disponer de alternativas a la construcción tradicional. Ya nadie cuestiona la edificación industrializada.

La cuestión, repito, está en la fuerza de los agentes implicados para hacerlo antes o después. Pero estoy convencido de que en cinco años asistiremos a un incremento sustancial de este tipo de edificios. Cada vez hay más entidades que quieren innovar e ir más allá. Saben que deben invertir en innovación porque el futuro, hacia dónde se dirige, le come espacio a la edificación de siempre. Se están poniendo las pilas y el modelo de negocio está cambiando.

 

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Por último, hablando de futuro e innovación, ¿cómo valora la actual digitalización del sector? ¿Se cierra la brecha digital o el sector avanza a dos velocidades? ¿En qué áreas está siendo más ágil la transformación?

Nuestro sector aún está poco digitalizado, sobre todo en la fase inicial y final de los proyectos. En la parte de comercialización, las herramientas de venta que se utilizan hoy son ya digitales y permiten a los clientes, con los modelos 3D virtuales, tener una visión interior y exterior de su casa, distintos escenarios, con múltiples combinaciones de acabados… Y profesionales de la arquitectura trabajan con la metodología BIM. Pero en la parte de ejecución, es decir, durante el proceso de edificación, o en la integración de esa edificación industrializada entre los agentes en la obra con el proyectista, la transformación digital no está tan conseguida, aunque se ha avanzado mucho. Usar BIM en la propia edificación en obra, utilizar tecnologías que pueden optimizar el rendimiento, es un campo en desarrollo.