La literatura descriptiva del siglo XIX hacía soñar a Jaime Beriestain con el diseño de los espacios que imaginaba a través de las letras. Desde su Santiago de Chile natal se trasladó en el año 2000 a Barcelona, donde fundó su propio estudio dos años más tarde. En 2010 se atrevió a abrir un showroom donde exponía muebles de mitad del siglo XIX, y entre 2013 y 2020 mantuvo una concept store y café-restaurante, “un proyecto que me enseñó que tengo que seguir luchando por esos sueños que me llevaron hasta aquí”, detalla.

Actualmente, Jaime Beriestain Studio, con sedes en Barcelona y Madrid, ha llevado a cabo obras de residencial y hospitality en Europa, África y América, trabajando para cadenas hoteleras líderes como Hyatt Regency, Marriott, Waldorf Astoria y Hilton. El estudio fue galardonado como Mejor Estudio de Diseño de Interiores 2016 por la prestigiosa revista Architectural Digest. Desde Connections by Finsa hacemos conexión con el bagaje de diseño que sembraron aquellas lecturas de juventud.

 

¿Cómo decidiste convertirte en interiorista?

Mis inicios fueron con 19 años en Santiago de Chile, tras haberme especializado en diseño gráfico. Esa experiencia activó algo que ya estaba dentro de mí, y es la fascinación por los espacios y los detalles. Habitualmente se piensa que uno decide su profesión cuando tiene el primer trabajo, realiza un máster… Pero en realidad esto viene de la observación. Soy una persona que desde mi juventud leía muchísimo, especialmente literatura del siglo XIX. Esa descripción de espacios me hacía soñar con algo que ni siquiera existía. Me animaba a transformar lo que estaba a mi alrededor y proyectar, por ejemplo, mi casa, como un espacio mejor.

 

¿Cuáles son las claves de un buen diseño de interiores que triunfe en lugares culturalmente tan distintos como Europa o África?

La clave está en entender a cada cliente y saber escuchar. Mis clientes no tienen nada en común y mis proyectos son a medida, por lo que mi trabajo consiste en descubrir su identidad y sus deseos.

 

¿Qué importancia tienen los materiales y la sostenibilidad en interiorismo?

Toda mi vida he estado cerca de materiales nobles y sostenibles: piedra, madera, hierro… Considero que no solo son sostenibles porque perduran en el tiempo, sino porque podemos decir que aún funcionan. Esto ocurre con algunas obras del siglo XX o con piezas de miles de años que aún siguen con vida.

Asimismo, la belleza también está ligada a los materiales: no es lo mismo tener en casa un jarrón fenicio o egipcio que tener un molde postformado de plástico. La estética es algo intrínseco al producto.

¿Qué características marcan la diferencia en un proyecto de hospitality?

Un mensaje claro que transmita el concepto que el diseñador y la marca quieren plantear al huésped. Un buen consultor de diseño no se mira a sí mismo, mira la obra a través del cliente e intenta entender sus necesidades. Nuestros clientes no han de saber cómo reflejar ese concepto porque no son profesionales de ello, así que es nuestro trabajo trazar la dirección que debe tomar.

 

¿Qué tendencias detectas en hospitality?

Creo que quien sigue las tendencias va tarde, porque para proyectarla hay que anticiparse. Lo común es que las obras se desarrollen a dos ó tres años vista, por lo que si siguiera las tendencias de hoy estarían desfasados. Procuro seguir mi corazón y mis ganas. De hecho, confieso que no compro revistas de decoración.

 

¿Sigue siendo la Moncloa tu proyecto de diseño soñado?

Necesitamos una Moncloa que nos represente. Sería interesante introducir elementos que signifiquen a las comunidades: colores, materiales, maderas, artesanía… Las personalidades quieren entender la cultura a través de un museo, pero también pueden hacerlo a través de un edificio institucional como puede ser la Moncloa.

Pensemos en que si vemos una iglesia con vitrales observaremos que siempre muestran algo de nuestro país: uso de minerales, flora, fauna… Lo mismo ocurre con mosaicos o cerámicas. Hay una lectura precisa con respecto a estos elementos.

Creo que no tiene sentido seguir construyendo edificios insípidos y pretendiendo que sean modernos, cuando se trata de una copia de tantos otros y disponemos de profesionales que pueden dotarlos de ese carácter e identidad necesarios.

¿En qué trabajos estás ahora mismo inmerso?

Tengo un despacho que trabaja de forma muy artesanal, porque todos los diseños parten de mí. Soy quien estudia cada uno de los espacios, por lo que mi tiempo es muy contado y solo puedo ocuparme de unas pocas obras al año, aunque siempre son proyectos que me llenan. Estamos terminando una casa en Florida, otra en Santiago de Chile y una villa en Doha, así como algunos hoteles en Marbella.

 

¿Qué aprendizajes has extraído tras la puesta en marcha de la concept store en Barcelona? ¿Repetirías un proyecto similar?

En cada proyecto que uno hace en la vida salen buenas y malas experiencias, lo que acabamos considerando un aprendizaje. El proyecto dio muchas alegrías cuando lo abrí, justo después de la crisis de 2008, cuando había un aura de tristeza en Barcelona. Pensé que hacía falta un lugar internacional donde traer estos elementos que tenía. Al mismo tiempo no contaba con la explosión de grandes marcas tipo Zara Home, que en aquel momento eran algo puntual. He aprendido que como diseñador tengo que seguir luchando por mis sueños. No importa el momento, uno tiene que seguir creando.

¿Cuáles son los proyectos de los que estás más orgulloso?

Desde hace treinta años, cada uno de mis proyectos contiene algo especial de mí y de mis clientes. Todos me encantan, tienen un momento. Cuando pasa el tiempo podemos juzgarlos como haremos con nuestros hijos, pero vivo el presente y miro hacia el futuro. Es un error pensar qué hubiéramos hecho mejor, sería vivir en el pasado.

 

Cuéntanos algo que recientemente te haya inspirado…

El contacto con la naturaleza hace que pueda trasladar los conceptos y deseos de mis clientes hacia las cosas que yo observo. La conexión con los colores y las formas siempre me resulta inspirador.