¿Te imaginas la vida en blanco y negro? ¿Cómo te sientes en un día gris? Este ejercicio planteado por el escritor y diseñador francés Jean- Gabriel Causse consigue que nos paremos a reflexionar sobre efecto que los colores tienen en nuestro cerebro, en nuestro comportamiento y en nuestro estado de ánimo.
La propia definición del color incorpora conceptos en sus distintas acepciones como sensación, luz, estilo, carácter… Esa capacidad de transmitir lo convierte en un pilar para la creación. Encontrar el tono adecuado va mucho más allá de una cuestión visual o puramente estética.
¿Qué es la cromoterapia?
La psicología del color se utiliza ampliamente en branding y marketing, pero también es una poderosa herramienta de diseño de interiores. Es, probablemente, la que tiene más impacto en el estado de ánimo que genera un espacio. Ese poder del color ha convertido en tendencia una disciplina que se remonta a la mitología egipcia: la colorterapia o cromoterapia.
“El color hace que la vida de la gente cambie, desde que trabajen con más concentración hasta que encuentren más placer en estar en casa. Incluso mejora el estado de ánimo de las familias y reduce la cantidad de peleas”. Así explica la arquitecta Izaskun Chinchilla el importante papel del color. Un poder curativo del cuerpo, el ánimo y el espíritu.
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Energía a través del color
¿Cómo conseguir mejorar nuestro estado de ánimo recurriendo a la cromoterapia? Pantone nos da la primera pista. Tras un año gris, con predominio de los tonos neutrales y tierra, buscamos la energía del color. Esa fuerza que nos ayude a combatir el cansancio pandémico.
Pantone eligió para el 2021 no uno, sino dos colores. Una combinación para transmitir vitalidad y solidez. La unión del 13-0647 Illuminating y el 17-5104 Ultimate Gray. La energía del sol y la fiabilidad. El objetivo, tal y como explica la directora ejecutiva del Pantone Color Institute, Leatrice Eiseman, radica en expresar “un mensaje de positividad y fortaleza. Esta combinación de colores, práctica y sólida, aunque al mismo tiempo cálida y optimista, nos ofrece resiliencia y esperanza”.
Pantone marca la tendencia y el diseño de interiores se encarga de trasladar esa energía y ese equilibrio a los espacios a través de las paredes, los muebles o los textiles.
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¿Un espacio más amplio y ordenado? Ponle color
La COVID-19 ha modificado la visión que tenemos del hogar. Buscamos, más que nunca, el bienestar en ese entorno que se ha convertido en nuestro refugio. Las reformas se han disparado en este último año. Esta nueva visión de nuestra vivienda encuentra en el color un aliado perfecto para crear sensación se luminosidad y amplitud en espacios reducidos y para dar un toque diferente. ¿Por qué no decorar con pintura?
Encontramos múltiples ejemplos. Estudios como 2LG o CaSa integran la cromoterapia en sus propuestas de reforma. La diseñadora estadounidense Amanda Nisbet integra el color en todos sus proyectos. Tiene claro que “su capacidad para crear singular y definitivamente una experiencia lo convierte en una de las herramientas más importantes y valiosas en el diseño de interiores».
De este modo, los espacios pequeños cobran vida. Los blancos dan paso a la creatividad de la decoración con color. Pintar el techo con nuevos tonos añade profundidad. Decorar con bandas horizontales ayuda a agrandar las estancias. Y aplicar bloques de color contribuye a ordenar los espacios.
Una propuesta que CaSa Studio aplicó en la reforma de un apartamento en Barcelona. El estudio de arquitectura decidió resaltar la zona central como un bloque de colores que se convierte en el centro del apartamento, pintándolo de terracota vibrante. Desde ese punto, el bloque de color continúa en toda la casa con tonos más suaves y techos llamativos.
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¿Qué color elijo?
Es fundamental escoger los tonos adecuados para conseguir ese efecto positivo en cada uno de los espacios. La cromoterapia adecúa los colores a las funciones de las estancias y a la del carácter y estado de ánimo de sus habitantes. El primer paso es considerar la función principal de cada habitación. Cada color evoca varias emociones por lo que al debatir sobre qué tonos elegir para el hogar es clave pensar que atmósfera queremos crear.
En líneas generales, los colores cálidos, como el rojo, el naranja y el amarillo provocan sentimientos de energía, optimismo y felicidad. Reflejan más luz. Son colores de acción y, entre otras cosas, aumentan la frecuencia cardíaca, estimulan el apetito y promueven la actividad.
Los colores fríos, por su parte, como el verde o el azul, son más relajantes y transmiten tranquilidad. Contribuyen a aliviar el estrés, por lo que son adecuados para estancias más serenas como el dormitorio.
Utilizar tonos fríos en esta estancia contribuye a la calidad del sueño. Algo que puede potenciarse con la utilización de la iluminación adecuada, en la que la intensidad y el color vaya cambiando y adaptándose a nuestro ritmo biológico generando incluso la sensación de un amanecer.
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Psicología del color
Como vemos, cada color activa funciones específicas del cerebro. Por eso, la cromoterapia nos ayuda a mejorar la funcionalidad de los espacios y no solo en el hogar.
Jean-Gabriel Causse nos recuerda que los colores influyen en la moral e incluso en la productividad. Por ejemplo, trabajar en una habitación con una pared blanca puede promover la aparición del agotamiento. Por el contrario, las oficinas azules y verdes acentuarán la creatividad.
En la psicología del color, el rosa adquiere cada vez más protagonismo. Se impone esa Vie en rose que cantaba Édith Piaf y que evoca la felicidad y el sosiego. Porque eso es lo que transmite este color.
El rosa calma la mente, reduce los sentimientos de agresividad y estimula la creatividad. Es recomendable aplicarlo, por ejemplo, en oficinas, prisiones y escuelas infantiles. “En Inglaterra, volvimos a pintar aulas que eran de color beige, aulas de niños de 7/8 años, las pintamos de rosa y comparamos los dibujos de los niños antes y después”, explica Jean-Gabriel Causse. Resultado del experimento: son «mucho más positivos”.
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El color curativo de la luz
El poder del color va más allá del aspecto anímico y funcional. En Connections by Finsa ya os hemos hablado en otras ocasiones de su aplicación en hospitales, pero sus efectos curativos se ven reforzados por otro de los elementos clave para conseguir ese bienestar: la luz.
La luz tiene un efecto no visual en nuestro cuerpo. De ahí que especialistas en iluminación como Simón destaquen la importancia de la luz biodinámica, es decir, “aquella que se asemeja al ritmo temporal del sol a lo largo del día y que, además, es capaz de activar diversos sistemas neurofisiológicos de nuestro organismo”.
Es un hecho, explican desde Simón, que los humanos reaccionamos frente a los cambios de tonalidad de la luz. “La primera luz del día, de emisión fría y tonalidad azulada, nos activa. La del atardecer, de emisión cálida rojiza, nos tranquiliza y nos prepara para el descanso. Cuando tenemos problemas para sincronizar el ciclo solar se producen alteraciones del sueño, problemas de concentración o fatiga”. Por eso es tan importante en entornos hospitalarios modular correctamente la iluminación “para conseguir los niveles de melatonina en sangre similares a los que se producirían si dispusiéramos de una iluminación 100 % natural”, explican.
En Simón trabajan con propuestas para sincronizar la luz artificial con el ciclo de luz natural, para humanizar los espacios interiores y que se adapten a las necesidades de las personas. Además, participan activamente en varios estudios para facilitar soluciones de luz saludables y de bienestar, sobre todo en el sector hospitalario.
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A estas propiedades se le suman otros efectos como la estimulación de la memoria. Una investigación de la Universidad de Montreal observó que cuando una persona se exponía a esta tonalidad de luz mientras realizaba tareas de memorización, la respuesta en áreas de la corteza frontal y parietal de su cerebro mejoraba.
Estas propiedades terapéuticas tienen una aplicación especial entre las personas mayores con la irrupción de las salas Snoezelen. En ellas se aplica esta filosofía que combina luz y color para proporcionar estímulos sensoriales que facilitan una sensación de bienestar a partir de estimulación o relajación. El objetivo: mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad y personas mayores con deterioro cognitivo severo o demencia, que tienen afectadas las capacidades motoras y neurológicas.
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