No hay duda de que la llegada de la Covid-19 introdujo cambios a múltiples niveles, también en cuanto a la percepción del hogar. Si hace unos años, la tendencia predominante se basaba en el FOMO (siglas del inglés Fear of missing out), ese miedo a perderse planes dejó paso al JOMO, donde el fear dejaba paso al joy. La sensación de no estar disfrutando de todo lo que podíamos hacer fuera de casa se transformó en las posibilidades que nos ofrecía nuestra vivienda, la calma y nuestra propia compañía.
FOFO: Miedo a lo desconocido
Lidiar con distintos estados emocionales de manera simultánea ha sido una nota predominante durante todo este tiempo. Por ello, la desensibilización se ha convertido en un mecanismo de defensa. No queremos indagar en exceso en lo que nos pasa y en un análisis exhaustivo de causas y consecuencias. Hemos lidiado tan intensamente con tantos sentimientos durante tantos meses que ahora no queremos profundizar. Posponemos descubrir el trasfondo de los malestares y las visitas a profesionales de la salud. Todo ello se traduce en una aversión por el futuro a la que se ha denominado FOFO: Fear of finding out. Miedo a descubrir, a proyectarse en un después muy lejano. La soledad se ha alzado así como una forma de empoderamiento y de búsqueda de momentos significativos y contemplativos.
El espacio que nos posibilita este encuentro con nuestras propias necesidades no es otro que la vivienda, convertida en ese lugar donde confluyen la vida diaria y el ocio, las reuniones con amistades y los momentos de soledad. Es decir, un entorno multifuncional que cuenta con los elementos necesarios para que así sea. El cocooning, una tendencia basada en la disposición del hogar como centro de todas las actividades, ha llegado y parece que se quedará durante bastante tiempo.
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La pandemia como acelerador de tendencias
Pepa Casado, fundadora de la consultora Future-A, explica en una conferencia para Esdesign (Escuela Superior de Diseño de Barcelona) que la pandemia ha marcado un antes y un después en el interiorismo. “Ha sido un gran acelerador de tendencias, se ha producido el gran cambio del diseño”. Time to heal, dedicar tiempo para cuidarse, es una de las tendencias actuales asociadas al espacio del hogar. Dentro de esta, una de sus manifestaciones más destacadas se centraría en valorar la casa como un espacio de terapia y sanación, donde atender al sueño, la calidad del aire y la limpieza, combinado con materiales cálidos y madera. “El hogar se ha convertido en un espacio importante y nos dimos cuenta de lo que nos gustaba de ella y lo que no, y eso ha llevado a que cambiemos muchas cosas dentro de nuestro hogar”, comenta Pepa Casado. De hecho, en la moda se ha alzado la homewear, ropa cómoda para estar en casa.
Otra tendencia destacada en cuanto al bienestar en del hogar sería la denominada Green-Pocalypse, que refleja la importancia del contacto con la naturaleza y de la conexión con ella. Y no se trata únicamente de incorporar plantas en nuestros entornos, sino de cómo generar espacios que conecten con el ámbito natural. Mantener una calidad óptima del aire, lo más cercana posible a la que encontraríamos al aire libre, se ha convertido en un objetivo fundamental y se están desarrollando tecnologías enfocadas en esta mejora. Y es que si buena parte de nuestro tiempo lo pasamos entre cuatro paredes necesitamos asegurarnos que nuestro organismo se mantenga en las mejores condiciones posibles.
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El refugio natural
Y si hablamos de convertir la casa en un espacio íntimo y sagrado, una inclinación notoria actualmente la tenemos en el Natural Sanctuary. Lo que despunta aquí son los lugares donde la luz y la brisa tienen un papel protagonista, al servir de vínculo entre el interior y el exterior. Ocuparía un lugar destacado el diseño biofílico, con la naturaleza como elemento primordial, bien por su presencia o por incorporar formas que emulen elementos de ella. Las formas fluidas, sin elementos que recarguen, los arcos y las líneas sencillas son otros excelentes acompañantes en esta idea de convertir la vivienda en algo que trascienda la cotidianeidad: nuestro propio e irremplazable templo.
La introspección, la reflexión y los espacios sin ruidos serán constituyentes de esta tendencia. Colores blancos, estancias despojadas de lo superfluo, lo natural y lo sencillo en perfecta sintonía para lograr la calma y la desconexión que necesitamos.
Emociones sanadoras a través del interiorismo
Por último, Vibrant functionality, una variante que también se ha instalado con un lugar propio, se centraría en destacar las posibilidades de la alegría o la esperanza como emociones sanadoras. En el diseño de interiores, este movimiento se integra con paletas de colores intensos (verdes, rojos, amarillos o fucsias), construyendo espacios enfocados a la diversión y que potencien la conexión entre las personas. La cercanía y las buenas energías en la vivienda como eje básico de cara al futuro. Colores en bloque que invocan optimismo y expresividad. Todo ello complementado con muebles o productos adaptables, que puedan amoldarse a distintas funcionalidades, que permitan flexibilidad y se alejen de la rigidez usos exclusivos.
Y es que en plena inmersión en el FOFO, lograr plenitud y satisfacción cercanas se antoja como tarea principal. Si bien el hogar es un lugar íntimo y el refugio buscado, la tecnología omnipresente y la ansiedad que provoca el exceso de información pueden entorpecer ese descanso. Por eso es importante cuidar la vivienda, al mismo tiempo que cuidamos nuestros hábitos.
Encontrar la manera de desconectar de los estímulos digitales nos permitirá centrarnos en las sensaciones físicas, el tacto de la madera, el olor de los lirios que adornan ese rincón, el sonido de esa pequeña fuente de piedra situada en una esquina coqueta. Disfrutar y sentir comodidad en las estancias que configuran buena parte de lo que somos, conocer lo que nos provoca un mayor bienestar y eliminar lo desechable. Lograr, en definitiva, que nuestra casa sea un reflejo de lo que nos constituye.
Nuevos tiempos que llegan buscando nuevas formas de habitar nuestros espacios. Tendencias que llegan para mostrar que, después de los meses más oscuros de la pandemia, la vida sigue hacia un futuro siempre impredecible. Situando los elementos indispensables en nuestro alrededor podremos cuidar el momento presente, lo único real de lo que disponemos. Es la hora de conservar nuestro reducto de tranquilidad en las mejores condiciones posibles.