Imaginemos una arquitectura que almacene carbono, se regenere y repare a sí misma, responda adecuadamente a las cargas, que recoja y almacene agua de lluvia, se adapte al riesgo de incendios, cree condiciones de iluminación y color variables según las estaciones, integre servicios y estructura, filtre el aire a través de su envoltura, cree microclimas y ecologías, y tenga una vida útil de cientos de años, biodegradable al final de su vida. ¿Sabes cuál es el material que hace posible esta forma de construir? La madera.
Este fue el compendio de ventajas enumerado durante el encuentro Piñeiros 2023, organizado por la Fundación Arume. El evento reunió a cuatro estudios (Urbanitree, Cierto Estudio, Varquitectos y dRMM) que pusieron en valor los edificios en madera. No es para menos, pues la prestigiosa revista científica Nature recogió en este artículo su rol como sumideros de carbono y como una de las grandes soluciones para luchar contra el cambio climático. A pesar de estos beneficios, en el continente europeo todavía hay un desarrollo relativamente bajo de la construcción en madera, alrededor de un 20%-30%.
En el evento se expuso que priorizar el foco en el proceso de producción de materiales sostenibles ahorraría casi un 70% de las emisiones que se producen antes de estrenar un edificio. Sin embargo, se sigue haciendo un gran esfuerzo en la fase posterior (aislamiento, la cantidad de energía utilizada en el funcionamiento…) en lugar de atender a los ciclos de fabricación. Aunque los criterios necesitan revisión, sí existen casos de éxito dignos de tomar como fuente de inspiración.
Casos de estudio de construcción en madera
Piñeiros 2023 expuso proyectos de los que ya hablamos en Connections by Finsa, como el barrio multiecológico de Lugo o el edificio de CLT para vivienda social más alto de España, y también otros que reseñaremos a continuación.
Centro de salud Passivhaus (Navarra)
Desde Varquitectos comentaron que Lodosa (Navarra) tuvo el primer centro de salud Passivhaus de España. Tras su construcción en 2019 midieron los consumos y registraron un 25% de ahorro energético en calentar y enfriar el edificio.
Facultad de Ciencias Sociales de consumo positivo (Navarra)
Otra obra firmada por Varquitectos: una estructura de nueve plantas que gracias a la madera ya registra consumo positivo, algo exigido por la administración en su momento.
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Illa Glòries, madera con uso social (Barcelona)
Cierto Estudio ganó el concurso para la redacción y el proyecto de 51 viviendas sociales en la Plaça de les Glòries en Barcelona. Subrayaron la importancia de la planta baja y la cubierta del edificio de la siguiente forma: propusieron que los accesos se realizaran a través de las calles y de un pasaje, mediante unos vestíbulos. Estos vestíbulos, a su vez, conectan con patios comunitarios, desde los que se puede entrar en los núcleos verticales donde se ubican las viviendas. La azotea y cubiertas se planificaron para usos comunitarios (lavanderías o, simplemente, espacios en los que estar disfrutando del clima mediterráneo al aire libre).
CLT para sanar (Manchester)
El centro para pacientes con cáncer de Oldham, obra de dRMM, es lo que Alex de Rijke definió como “arquitectura de la esperanza”, ya que la madera se emplea como producto principal y también de forma simbólica por medio de un árbol en el patio interior del edificio. Se usó en diferentes aplicaciones, demostrando su versatilidad tanto para revestimiento como para la estructura, como detalla en este vídeo:
Por cierto, dRMM publicará próximamente los resultados de una investigación sobre la medición del ciclo de carbono y el impacto en la calidad de vida de los edificios en madera.
¿Cómo promover los edificios en madera?
Tras revisar la idoneidad y ventajas de los edificios en madera, además de distintos proyectos de éxito, tocaba preguntarse cómo se puede promover que aumente el porcentaje de edificios en madera del que hablábamos al inicio de este post (20%-30%).
Las personas que participaron en Piñeiros 2023 resaltaron la necesidad de poner en práctica políticas que incentiven -en lugar de penalizar-, como establecer un mínimo de madera estructural en los edificios de promoción pública o fomentar programas de formación para profesionales de arquitectura e interiorismo.
Otra medida señalada fue la apuesta privada por activos no contaminantes, algo que comienza a notarse tímidamente gracias al abaratamiento de costes que conlleva la industrialización, y que seguramente en menos de diez años suponga que nadie quiera un edificio que no sea ecológico. Este último aspecto fue la tercera acción destacada: divulgar al cliente final y explicar las bondades de una casa en madera, eliminando prejuicios sobre la respuesta al fuego o ruidos.