Organizar tu casa, ayudarte en una mudanza o enseñarte rutinas que optimicen tu tiempo son algunas de las tareas a las que se dedica Alicia Iglesias como organizadora profesional y coaching de organización Conocida del gran público gracias a su blog Orden y limpieza en casa, cuyo canal de Youtube cuenta con más de 23.000 seguidores, y el docu-reality Vidas en orden, Alicia Iglesias acaba de presentar su libro Pon tu vida en orden, en el que nos enseña a simplificar y poner en orden nuestra vida, para vivir más tranquilos y felices. Hablamos con esta gurú del orden sobre todo ello.
- ¿De verdad el orden puede hacer a la gente más feliz?
Una gran parte de los problemas de felicidad de la gente viene de la sensación de estarse dedicando continuamente a cosas que no les satisfacen (limpiar, cocinar, comprar, ordenar…). Nuestro estrés se dispara cuando nuestro entorno está desordenado. Los ojos y el cerebro necesitan muchísimo más trabajo para escanear lo que les rodea, para tomar decisiones y para localizar aquello que estamos buscando. Esa es la razón por la que sentimos tanta paz en lugares casi vacíos o en grandes espacios abiertos. La sensación de vacío nos transmite serenidad, relaja el cerebro.
Cuando ordenamos un hogar, no sólo metemos las cosas en cestas y cajas. Trabajamos para que la mente reduzca el tiempo que necesita para localizar cosas, reducimos el ruido visual, ampliamos visualmente el espacio y eliminamos distracciones. Esto nos hace estar más relajados y tranquilos. Organizando las tareas, tratamos de crear rutinas que automaticen trabajos tediosos como la limpieza o la plancha, de forma que llegamos a hacerlos casi sin pensar, optimizando el tiempo necesario para cada uno de ellos. El resultado es mucho más tiempo libre y que estemos más enfocados en lo que nos gusta en lugar de en lo que no nos gusta. Y todo esto consigue que vivamos más tranquilos y felices. Además, también reducimos la gran mayoría de las discusiones derivadas de la convivencia, lo que refuerza todavía más ese camino a la felicidad.
- Vacía, vacía, vacía, dices en uno de tus tutoriales. ¿Organizar implica siempre reducir?
No siempre, aunque sí la gran mayoría de las veces. Hay personas que, de forma natural, ya reducen al mínimo sus pertenencias pero eso no significa que hayan sabido organizarlas de la mejor manera posible. Aun así, es una recomendación que se mantiene. Aunque parezca increíble, siempre hay cosas que sobran, incluso yo cada poco tiempo acabo sacando bolsas enteras de cosas que no necesito. Nadie se libra.
Hay una máxima a este respecto: «más cosas significan más problemas». Las cosas ocupan espacio, se estropean, tropiezas con ellas, ocupan huecos que podrían ocupar otras cosas más útiles, te obligan a mudarte a una casa más cara porque la otra «se te queda pequeña». Un truco es ver siempre la compra de un nuevo objeto, de alguna manera, como algo malo y pensar si realmente merece la pena los problemas que nos va a ocasionar. Después, es fundamental practicar el desapego. Es terrible la conexión sentimental que una persona puede desarrollar con un objeto y puede ser realmente dañino.
- Confiesas que eras una niña desordenada. Entonces, ¿todo el mundo puede llegar a ser un buen organizador?
Absolutamente. Si yo he podido que era un ciclón de desorden, ¡todo el mundo puede! Al final es un cambio de chip, un momento en el que tocas fondo y te das cuenta de que no puedes seguir así. En mi caso, las mudanzas constantes me fueron abriendo los ojos pero cada uno tiene una historia diferente de descubrimiento detrás.
- Hablando de organización, es inevitable hablar de Marie Kondo. ¿Hay un antes y un después de su libro?
Lo hay. Yo no soy muy seguidora de Marie Kondo pero creo que todos debemos reconocerle el mérito de haber llevado el Orden al gran público. Ha sido una dinamizadora del mercado que nos ha puesto en el punto de mira y, seguramente, sin ella, muchos de nosotros no viviríamos de esto.
- ¿Qué diferencia el método de Marie Kondo del tuyo?
Su método está muy ligado a la cultura japonesa, como es lógico. Tiene técnicas magníficas que funcionan fenomenal también en España como el doblado vertical, de la que me declaro fan absoluta. No obstante, muchos de sus consejos a la hora de abordar la organización de un hogar no encajan con nuestra forma de entender la vida o con la realidad social de los países mediterráneos. Además, toma como base la organización de objetos y todo su método gira en torno al objeto. En cambio, mi método es mucho más amplio, está más enfocado en nuestra forma de vida y parte de la base de la organización de las vidas de las personas, no de los objetos que usan.
Por ejemplo, mi método arranca siempre con la creación de menús mensuales, es decir, no toca ni un solo objeto. La vida mediterránea gira en torno a la comida y dedicamos una gran parte de nuestra vida a la cocina. Por eso ahí podemos notar un mayor cambio. Los japoneses, en cambio, comen mucho fuera y muchos ni siquiera tienen cocina en casa por lo que sus necesidades son muy diferentes.
A la hora de organizar un hogar y una vida, el orden en el que abordas los distintos problemas es fundamental para no verte superado o venirte abajo, por eso es tan importante la perspectiva cultural. Supongo que mi método, de igual modo, no encajaría bien con la mayoría de los japoneses.
- Los arquitectos, interioristas, diseñadores de interiores o de mobiliario… ¿Se han visto influidos por esta tendencia? ¿Os ayuda el diseño actual en vuestra labor?
Depende mucho del organizador, porque no todos trabajamos igual. Algunos, como yo, nos esforzamos más en la creación de sensaciones a través de los espacios y las técnicas de orden. Otros, en cambio, se centran más en la optimización del espacio útil.
En mi caso, me fijo bastante en la labor de los arquitectos y los diseñadores. Llevan muchos años trabajando los espacios con el fin de transmitir sensaciones e intento estudiarlo para identificar las técnicas que usan y como pueden ser aplicables a mis clientes. Y por su parte, es evidente que el boom de la organización les ha marcado y muchos diseñan espacios basados en una buena organización de los objetos que van a contener. De hecho, ya he llevado a cabo colaboraciones en este sentido con constructoras. Al final, es una retroalimentación mutua.