En pleno proceso de desescalada de la crisis del coronavirus toca preguntarse cómo vamos a aplicar las medidas de distanciamiento social en los espacios físicos. ¿Surgirán dinámicas que vengan para quedarse, como ocurrió con los protocolos de seguridad en los aviones tras el 11S? Hemos hablado con estudios de arquitectura e interiorismo y hemos extraído las siguientes diez reflexiones:
Mamparas: bienestar y diseño
Son el primer elemento que viene a la mente y, sin embargo, el más disuasorio. “La seguridad es importante, pero no debemos olvidarnos del bienestar”, anota Dalia Pena, de Peza Estudio. “El diseño debe abrazar este concepto y aplicarle ese bienestar” puntualiza Rocío Pina de Enorme Estudio. De hecho, en Enorme Estudio han hecho un prototipo de un artefacto similar a una mampara que incorpora “un lenguaje de nube que genere a su vez una atmósfera más eficiente en seguridad”.
Aforo y protocolos
En segundo término, medidas como la reducción del aforo y la implementación de protocolos de recorrido de entrada y salida se ven como medidas estrella para gran parte de los establecimientos comerciales, según detalla este artículo.
Tecnología invisible
“La tecnología será sin duda una pieza clave en el control de la pandemia” explica Carmelo Rodríguez, de Enorme Estudio. Señala que ya existen dispositivos que mediante la aplicación de láser desinfectan la ropa durante siete días. El uso de realidad virtual y aumentada apoyarán la limitación de los entornos físicos.
Protagonismo de los espacios de transición
“La conexión de interior y exterior de edificios se ha visto potenciada en estas semanas, por lo que se dotará de mayor protagonismo a los espacios de transición como pueden ser balcones, galerías, terrazas o corredores” argumenta Juanjo Otero desde MOLA Arquitectura.
Ciudades como experiencia
Sobre urbanismo se manifiestan varias reflexiones: desde “el impulso de los espacios como lugares de encuentro, eliminando o modificando aquellos que no nos reportan experiencias, como podría ser tal vez un supermercado” (Carmelo Rodríguez, de Enorme Estudio) hasta el “recalcular y redibujar edificios públicos para habitarse con un confort psicológico aceptable”, según anota Ángel Rocamora. Rocamora incide en el papel de los lugares de la cultura, “que tienen el compromiso de no poder fallar y educar en la usabilidad en esta nueva situación, a la vez que nos ofrecen cultura de forma urgente”.
A lo largo de estas semanas también se ha apreciado una vertiente sostenible en las ciudades debido a la reducción del uso de transporte privado. “Hemos sido conscientes de lo beneficioso que ha sido este parón en seco para hacer desaparecer prácticamente el ruido y la contaminación”, declara Rocamora. Al mismo tiempo, fija la vista en la conversión de la ciudad en “ciudad parking: un parking inerte gigante de coches parados 24 horas”.
Dinámicas sociales
“Ya estamos pensando en cómo establecemos nuestras dinámicas sociales: desde cuándo vamos a comprar hasta recuperar formatos como los mercados de agricultores y el consumo local” arguyen desde Stone Designs. En MOLA parafrasean a Jane Jacobs: “la confianza en las calles se construye con muchos pequeños contactos públicos”, concisan. “Nos costará poder recuperar esta conectividad interpersonal de la que tanto hemos disfrutado”, señalan desde el estudio.
El aislamiento no deseado
Tras el confinamiento, el reto será poder recuperar esa interconexión a la vez que se protege a las personas y se evita el aislamiento. Apuntan desde MOLA que cada vez “serán más necesarios espacios multifuncionales, que permitan la adaptación a situaciones excepcionales. Esto implicará el diseño de elementos de fácil limpieza con la finalidad de recuperar ágilmente la faceta social y el bienestar de la comunidad”.
Minimalismo contra virus
Con la finalidad de asegurar una correcta limpieza y desinfección, desde Stone Designs indican que se apostará por el minimalismo y la simplificación en el diseño de espacios “frente a una corriente de sobredecorar que estábamos viviendo en los últimos años”, argumentan.
Foco en lo rural
Las zonas menos pobladas saldrán ganando tras la pandemia. En MOLA lo leen como “una oportunidad para el rural” y, en concreto, para recuperar viviendas de la marginalidad geográfica. “La ocasión servirá para fijar población y articular el territorio al tiempo que se refuerza la carga poética y el lirismo en la arquitectura” concluyen.
Foco en lo local
El consumo local ha recuperado también su espacio. Ángel Rocamora insiste en que se fomentarán los pequeños espacios sociales debido a que en estos días “hemos revivido la sensación de vecindad, de habitar con otras personas cerca, de comprar cerca de casa”. Rocamora sostiene que “nos ha calado positivamente esta sensación de lo cercano y de lo vecinal”. Añade que esta pertenencia al barrio “nos ha dado un placer de lo pequeño que va a modificar el habitar próximo hacia una ciudad más habitada desde la escala del individuo en lugar de hacerlo desde la infraestructura del coche y de la velocidad diaria antes de esta crisis”, remata.
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