¿Cómo han cambiado nuestros hábitos de consumo tras el confinamiento?

Durante la pandemia del coronavirus diferentes países en todo el mundo han decretado medidas de confinamiento más o menos restrictivas. Este hecho, indudablemente, ha cambiado la manera de consumir productos y servicios. La reordenación de valores, criterios y la afectación económica… ya nada será lo mismo.

Tras analizar cómo cambiarán los espacios físicos o los eventos y ferias y sugeriros trucos de interiorismo para sobrellevar la cuarentena en casa, meditamos cinco grandes tendencias de consumo que ha provocado la crisis sanitaria.

 

Ecommerce: la distancia social como alidada

El comercio digital se ha visto como una gran herramienta para consumir bienes y servicios. Constata este hecho el dato de que la adquisición de productos de hogar y decoración aumentó un 7%, según detalla este estudio de Semrush.

La salud y la seguridad se han visto como tendencias reforzadas tras la pandemia, y serán cualidades que seguiremos buscando en todo lo que compremos o alquilemos. Así lo constata la consultora McKinsey.

¿A qué se debe este auge? A uno de los argumentos que se han mantenido en la mente de cada consumidor: mantener la distancia social, un exigible que permanecerá en los próximos años en primera línea de toma de decisión para el 52% de compradores.

 

Valoración del entorno próximo

Ya no hablamos tan solo del comercio local, sino de cuestiones que teníamos próximas y que previamente habían quedado relegadas por el ruido cotidiano: el vecindario, el trino de los pájaros… El entorno próximo se revaloriza.

Google también confirma esta querencia por lo local a través de su índice de Google Trends mediante búsquedas como “qué hay cerca de mí” ó “negocios abiertos cerca”. Pensamos y pensaremos más local que nunca.

Esto también influye en el disfrute de actividades como la jardinería o la cocina, o el gusto por reacondicionar armarios y trasteros durante el confinamiento. Todo ello nuevas aficiones y costumbres que reaparecieron para quedarse.

 

Vuelta a los básicos

La pandemia nos ha obligado a reconectarnos con nuestra esencia y con lo más básico de nuestro ser. Nos hemos planteado cuáles son nuestros soportes, servicios y productos básicos, e incluso nuestra propia escala de valores. Cuando tal vez hace un año decíamos que no podríamos vivir sin vacaciones de lujo en el extranjero seguro que a día de hoy ese razonamiento ha cambiado. Se reordenan los deseos y actitudes hacia lo primordial.

El bienestar, en consecuencia, se ha convertido en el mayor ejemplo de esta tendencia consolidada. Desde reclamar un espacio para la salud mental hasta retomar las rutinas de belleza para lucir presentables tras los efectos del confinamiento en el cuerpo.

 

Contagio emocional

Otra tendencia consolidada es la capacidad que tenemos de influenciarnos emocionalmente por la sociedad. Así lo demuestran las compras apocalípticas con las que toda la población se pertrechó de productos ante la possible escasez, o el miedo que han provocado las noticias falsas sobre distintas conspiraciones sanitarias.

¿Por qué pesa tanto la emoción sobre los hechos? Este estudio avala la mayor prevalencia de lo sensorial sobre cualquier otro valor. De hecho, ya habíamos hablado del auge del marketing olfativo o de la relevancia de la acústica en el diseño de oficinas. Volvemos a nuestros sentidos más primarios.

 

Sociedad asíncrona

En un momento en el que tenemos de todo y lo tenemos ya (envíos en menos de 24h o en el mismo día, acceso permanente e instantáneo al trabajo…) puede resultar paradójico que nos hayamos convertido en una sociedad asíncrona.

Por una parte reclamamos estabilidad y un sentido de rutina, pero por otra el coronavirus nos tuvo teletrabajando a deshoras y consumiendo noticias durante toda la jornada. Los avances tecnológicos que nos han dado la conveniencia nos ha cobrado un peaje alto sobre nuestros hábitos cotidianos.

Estas cinco tendencias nos definen como consumidores más tecnológicos y digitales que nunca, preocupados por la seguridad, la salud, y la distancia social. También nos retratan como seres que intentan retornar a su entorno más próximo, que quieren disfrutar de las conveniencias de la modernidad, sí, pero sin pagar consecuencias contra el bienestar individual. ¿Cómo diseñaremos interiores y espacios para este tipo de sociedad? Seguiremos analizándolo para ti.