El blanco no es solo un color sino una forma de vida, representa la pureza y tranquilidad. Se asocia también a la espiritualidad por lo que está estrechamente relacionado con la religión, la reflexión o la vuelta a las raíces. Y, por supuesto, es el color de la paz.
El blanco agranda visualmente el espacio da una sensación de infinito y en los interiores proporciona siempre frescor y calma. Así mismo, realza la luz y aporta luminosidad. Los diseños minerales en tonalidades blanquecinas necesitan de una textura que los acompañe para evitar que la superficie quede plana, la propuesta ideal dentro de los decorativos de la Gama Duo es el diseño Creta marfil que genera el efecto de una piedra caliza.