Kathryn Gustafson, el tiempo en el paisajismo

Es una de las grandes figuras del paisajismo a nivel mundial. Nacida en el noroeste de Estados Unidos, Kathryn Gustafson (Yakima, 1951) reflexionó en la última edición del Hay Festival Segovia sobre el futuro de una disciplina que ha emprendido el camino para humanizar los espacios urbanos de nuestras sociedades.

Además, ofreció algunas de las claves de lo que ha sido su brillante trayectoria profesional y qué es lo que ha guiado hasta la cima a esta arquitecta paisajista formada en París y cuyos estudios se encuentran entre los más prestigiosos del planeta.

El ecologismo ocupa ahora un papel más importante en la conciencia de las personas. Peleamos para que los espacios de las ciudades sean más equitativos y sanos, nos preocupa la igualdad, cosas que antes eran cuestiones que ni nos planteábamos. Me fascina el cambio, cómo las sociedades se mueven”, reflexiona antes de añadir: “Defiendo que lo que diseñamos se debe juzgar conforme al tiempo en el que fue concebido, porque se ajusta a las circunstancias de ese momento”.

El contexto, fundamental para Kathryn Gustafson

Esa fijación por el contexto que rodea a los lugares donde desarrolla los proyectos, le llevan a formar equipos multidisciplinares enormes. No deja ningún detalle sin explorar. Le gusta fundir el pasado con el presente para crear conceptos que trasciendan el paso del tiempo. “Es una de las cosas que más me gustan de París, su monumentalidad es tan contemporánea e histórica a la vez”, destaca.

En la capital francesa tiene el encargo de rejuvenecer el entorno de la Torre Eiffel, “el trabajo más complejo” de su vida que se lo ha tomado con la minuciosidad a la que acostumbra: “Estudiamos el lugar durante mucho tiempo. Dedicamos mucho tiempo a visualizar cómo era antes de que ni siquiera hubiese humanos y cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo y a eso añadimos los parámetros que conforman ahora nuestras sociedades”, subraya.

En On Line, como se ha bautizado la iniciativa, convertirá los alrededores del conocido monumento en un parque de 54 hectáreas con una inversión de 72 millones de euros. Para que se haga realidad antes de los Juegos Olímpicos de 2024, 25 estudios de distintas disciplinas se afanan para descifrar “la forma en la que interactuarán las personas, para incorporar la preocupación que tenemos ahora por la seguridad, la ecología y por impulsar la biodiversidad”.

Por eso será un espacio sin coches. Lo reconquistarán para los peatones.

 

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Espacios que encajen en el entorno

Toda esa labor de minuciosa documentación persigue el objetivo de que sus creaciones se amoldan al entorno donde se incrustan. Uno de los ejemplos que pone de esta integración es el Parc Central de Valencia.

“La primera vez que fui a Valencia y vi cómo esa comida encajaba con la cerámica y los platos y lo mucho que todo tenía que ver con el cuidado del medioambiente, pensé en generar un espacio que unificase todas estas ideas, en el que se viese el agua entrar y salir como en las albuferas”, comenta la famosa paisajista

“Es como hacer una reconstrucción histórica”, con materiales de la región y con un jardín de plantas que a la vez evoca a la huerta valenciana gracias a “los canales que te llevan al parque desde cualquier punto de la ciudad”. Un espacio del que, según las palabras de la propia Kathryn Gustafson, “los valencianos se sienten orgullosos”, porque “perciben que hay una relación entre “este patrimonio floral de Valencia y la ciudad”.  “Cuando lo abrimos me di cuenta de que es Valencia”, apostilla.

 

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Disponer de una “espina dorsal conceptual”

Pero antes de que todo eso se materialice, sus proyectos arrancan con la generación de la idea o como ella lo llama “una espina dorsal conceptual” sobre la que se edificará toda la obra. “Para eso soy muy instintiva. Me meto en una situación y empiezo a pensar en qué tengo que hacer para que se convierta en algo especial”, explica.

“Tienes que conseguir –apunta-  que todo el mundo entienda hacia dónde quieres ir a parar. En la Fuente  Memorial a la Princesa Diana de Gales, por ejemplo, quise plasmar el constante dejar entrar y salir, el cambio permanente y su afán de llegar a los demás para poder ayudarles. Una madre de la nobleza acostumbrada a la agitación, al champán, y también a la calma”.

 

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