Que el futuro de la construcción pasa por la madera es algo que saben ya muchas personas vinculadas al mundo de la arquitectura y la sostenibilidad, pero que todavía puede sorprender a quien no se mueva en esos ámbitos. Incluso en el propio sector, existe todavía la creencia de que se trata de una tendencia marginal, especialmente en España, tan vinculada al hormigón y al ladrillo. Además, la construcción en madera arrastra mitos, como que es menos robusta y mucho más inflamable.
Sin embargo, en pleno siglo XXI la tecnología ha hecho posibles edificios de madera que resisten mejor a los embates de los elementos que los de hormigón y acero. Y, por supuesto, la gran ventaja principal: la sostenibilidad. En la actualidad, la construcción es responsable del 39% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, de las que un 11% proviene de la fabricación de materiales y productos como el acero, el cemento o el cristal. Además, con el aumento de población que se espera para las ciudades en los próximos años, será necesario edificar más vivienda y locales comerciales: construirlos usando los métodos convencionales provocaría más de medio millón de toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e), según datos de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE). Usar la madera solo para construir la mitad de esas edificaciones bajaría las tCO2e anuales a 150.000. Por otra parte, los edificios resultantes son también más aislantes, absorben el carbono y generan un espacio más saludable. ¿Qué nos frena, entonces?
“En muchas escuelas de arquitectura ni se menciona la madera como material”, lamenta Daniel Ibáñez, director del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC), con quien ya conectamos en este mismo espacio para hablar de la labor de la institución. Esa laguna que existe en muchas escuelas —aunque no en todas— es una de las grandes barreras a las que se enfrenta la construcción en madera. Si no hay arquitectos o promotores que conozcan las posibilidades y ventajas de este camino que ya incluso marca Europa como imprescindible, ¿cómo va a extenderse este modo de construcción por un país tan anclado en el hormigón?
Aprender los básicos de la construcción en madera
El de la madera es un ejemplo muy claro de la necesidad de formación permanente que existe en el sector. Si hay que esperar a que se gradúen las próximas generaciones de profesionales de la arquitectura -contando con que el material irá cobrando protagonismo en sus estudios en los próximos años- y alcancen el nivel en el que ya tienen más capacidad de decisión, es posible que se llegue tarde a los objetivos urgentes que marca el cambio climático.
En el IAAC, donde llevan desde 2007 trabajando con temas de madera (e incluso han impulsado la red europea Mass Madera), detectaron a través de encuestas que “gran parte de los prescriptores saben cómo construir con este nuevo sistema, sobre todo lo vinculado con el CLT”, señala Ibáñez. Este es un problema grande, ya que “si el arquitecto, que es el que concibe, no se atreve a construir en madera, no se construirá en madera”. A partir de aquí surgió la idea: un programa de formación dirigido a profesionales en activo que permita obtener unas pinceladas básicas de lo que es el mundo de este material. Este es el germen del Programa Ejecutivo de Edificación Industrializada con Madera, dirigido por el propio Ibáñez, y que cuenta con el respaldo de Finsa y Mass Madera.
Ibáñez insiste en que no se trata de un máster ni de un programa del que vayan a salir expertos en el material, sino algo pensado para arquitectos, diseñadores o prescriptores que manifiesten curiosidad por el universo de la madera y que quieran saber por dónde empezar para lanzar proyectos, por ejemplo, con CLT. “Les damos ese conocimiento mínimo para que se atrevan a diseñar, a promover e incluso impulsar concursos que tengan que ver con la materia”, explica. “Se sentirán arropados, conocerán la industria, sabrán quiénes son los ingenieros que hay detrás, cuáles son las reglas básicas, verán casos de estudio que puedan utilizar como modelos, etc. Son las bases para lanzarse”, señala Ibáñez. Al estar concebido para profesionales, solo tres de las sesiones, que se desarrollarán a lo largo de siete semanas, serán presenciales: una al principio, otra en el medio y otra al final.
Como señal de que la formación en madera es una laguna que muchas personas del sector quieren empezar a cubrir, están notando interés no solo desde el mundo de la arquitectura, sino también en empresas promotoras de construcción. “Es un fenómeno que estamos viendo últimamente. Las grandes promotoras de este país siguen con el hormigón, pero todas están empezando a querer hacer un desarrollo en madera para, si finalmente el mundo va por ahí, no quedarse atrás”, indica.
También esperan tener asistentes que vengan desde la administración pública. “En estos años he tenido muchas conversaciones. Por ejemplo, recuerdo un día que estuve con 32 funcionarios de la Comunidad de Aragón, que estaban muy interesados en ver cómo promover proyectos de vivienda pública siguiendo el caso de los edificios que hemos hecho en Barcelona. Tienen muchas dudas, muchas preguntas y un programa así podría ayudarles mucho”, sostiene.
Lo que se aprendió hace 15 años podría estar obsoleto
Como muestra de por qué existe este interés creciente por la madera también entre quien fue siempre más escéptico, Ibáñez explica que, aunque no seamos muy conscientes todavía, el ecosistema de inversión en real state está virando hacia ahí. “Es un cambio que va muy de la mano en no invertir en activos que dentro de unos años puedan ser considerados tóxicos. Los fondos están buscando invertir en proyectos descarbonizantes y ecológicos, lo que supone un gran motor para la transformación”, añade.
Pero la madera no es el único tema para el que hace falta esa formación extra. Incluso cuando se ha estudiado en una escuela de arquitectura que tiene puesto el ojo en el futuro, y es capaz de ir detectando y formando en las distintas tendencias, la tecnología avanza muy rápido, y lo que se aprendió hace quince años podría estar ya obsoleto.
“Hay otro cambio radical, vinculado a la madera, pero también a otros materiales, que es el de la industrialización y la digitalización”, opina el director del IAAC. Como ya comentamos aquí anteriormente, aunque digitalizar la planificación de proyectos de gran calado podría reducir el 80% de presupuesto y agilizaría en un 20% la ejecución de las obras, de momento solamente el 42% de del sector de la construcción está digitalizado, en parte por estar demasiado anclados en una tradición constructiva diferente. “Creo que ahí tenemos muchísimo territorio por abordar, industrializar y digitalizar no solo con madera, sino también con otros materiales”, añade Ibáñez.
Por último, la fabricación digital robótica y la inteligencia artificial tendrán también un peso importante en ese futuro para el que es conveniente que los profesionales se vayan preparando. “Sobre todo en la parte de diseño de computación de los edificios habrá una línea de desarrollo a futuro que será importante”, comenta el experto al respecto del impacto de las nuevas tecnologías en la construcción.
Como en cualquier carrera y en cualquier sector, seguir formándose y adquiriendo conocimientos que complementen lo aprendido en los años de estudio resulta de gran relevancia en el mundo de la arquitectura. Lo es para las personas vinculadas de modo profesional a la industria, pero también para toda la población: las personas que viviremos en esas casas y que habitaremos ese mundo en el que la construcción también sigue el camino de la sostenibilidad.