Del 5 al 11 de marzo Munich se convierte en la capital mundial de la edificación pasiva acogiendo el 22 Congreso Internacional Passivhaus. Bajo el lema “¡Vale la pena!” la ciudad alemana acogerá un amplio programa de conferencias y talleres prácticos para todos los que se dedican a esta construcción. Pero además la organización ofrece un programa de excursiones por la ciudad y sus alrededores para conocer de cerca algunos ejemplos de estos edificios eficientes, como la extensión del Maximilaneum, sede del Parlamento Regional Bávaro, el edificio administrativo de AZV en Eitting o el proyecto residencial ‘wagnisArt’ en el distrito de Domagkpark.
¿Qué es una “casa pasiva”?
¿Te imaginas vivir sin calefacción? Eso es posible en las llamadas “casas pasivas” gracias a su excelente aislamiento térmico. Su nombre deriva de que la mayor parte de la energía que consumen proviene de fuentes pasivas, como la energía solar o el aprovechamiento del calor residual. Un ejemplo: el calor que genera un secador de pelo bastaría para calentar dos de los 29 pisos del edificio Soto (Pamplona), menos de 10w por metro cuadrado. Un 90% de ahorro en consumo energético respecto a una vivienda convencional.
Pero esta energía no se ahorra a costa de la comodidad. “La eficiencia energética mejora el confort y reduce el riesgo de daño estructural. Tanto para nuevas construcciones como para renovaciones, la construcción eficiente energéticamente reduce la carga del coste total para los residentes del edificio”, explica Wolfgang Feist, pionero en la construcción de casas pasivas a principios de los 90 y fundador del Passivhaus Institute. Esta entidad impulsa el desarrollo de edificios que cumplen este estándar de construcción que combina un alto confort interior con un bajo consumo de energía y un precio asequible.
La primera casa pasiva se construyó en 1991 en Darmstadt (Alemania) y ha envejecido sorprendentemente bien, manteniendo sus parámetros iniciales. Más de veinticinco años después, este estándar se ha extendido pero, con unos 40.000 edificios pasivos registrados en todo el mundo según la Asociación Internacional Passive House, todavía queda mucho camino por recorrer. La versatilidad de las construcciones y la adaptabilidad del estándar a los diferentes climas del planeta se suman a sus ventajas económicas y ecológicas.
Más allá del estándar: del Passivhaus Classic a Passivhaus Premium
¿Y cómo hago una casa pasiva? El Passivhaus Institut, entidad certificadora a nivel internacional de estas construcciones, provee un software a los arquitectos que marca las pautas de construcción. Pero la clave está en su ejecución, durante la cual debe respetarse absolutamente el proyecto. Un técnico del instituto verificará después que se cumplen todos los requisitos para conseguir el certificado, cuya categoría será determinada en función de su consumo de energía y su hermeticidad.
Porque en el camino hacia la eficiencia energética algunos ya han dado el paso de construir edificios que generan más energía de la que consumen. Es el caso de The House of Energy, en Bavaria, un edificio residencial y comercial, que cuenta con un sistema de placas fotovoltaicas en su tejado que produce más de 120kWh, el triple de su consumo anual. Para ellos el Passivhaus Institut ha creado las categorías Passivhaus Plus y Passivhaus Premium.
Dar ejemplo: de lo particular a lo institucional
Los que hayáis oído hablar del estándar passivhaus es posible que lo asociéis a viviendas unifamiliares: iniciativas privadas de personas con inquietudes medioambientales y que apuestan por reducir su huella energética ahorrando en su factura de la luz. Pero el movimiento cuenta también con un importante apoyo de las instituciones públicas, que apuestan por seguir este estándar en la aplicación de la normativa europea que obliga a que a partir de 2018 los edificios públicos sean de consumo casi nulo.
En Europa, cuna de las edificaciones pasivas y sede del Passivhaus Institut, las muestras son numerosas en todos los ámbitos. Junto a interesantes ejemplos de instalaciones educativas, desde guarderías a escuelas y residencias universitarias, también numerosas iniciativas privadas apuestan por el consumo cero. Podemos encontrar hoteles, como el ecohotel Stadthotel de Viena, instalaciones deportivas como la piscina cubierta Bambados en Bamberg, edificios de oficinas como el Energon de Ulm. El área del Mediterráneo, América, Asia, Australia… Todo el mundo cae rendido a los pies de las casas pasivas.
Un paso más hacia la difusión de la construcción pasiva será la finalización el próximo año 2019 de el primer hospital Passivhaus del mundo en Frankfurt. Un paso muy importante ya que los centros hospitalarios son unos de los edificios que más energía consumen, y es necesario tener en cuenta necesidades muy específicas, como por ejemplo el equipamiento médico.
¿Te gustaría ver de cerca una de estas construcciones? Estate atento a la próxima convocatoria de Passive House Open Days, que abre las puertas de algunos ejemplos de estas edificaciones a todos los que estén interesados. La próxima convocatoria es en mayo de 2018.
Passivhaus: apuntando alto
¿Y qué pasa si aplicamos el estándar Passivhaus a bloques de edificios? Que los beneficios se multiplican. Como explica el equipo de VArquitectos, autor del primer bloque de viviendas con certificado Passivhaus en España, “continuar construyendo edificios que no sean energéticamente pasivos equivale a construir edificios obsoletos”. Ellos están a punto de terminar la construcción del edificio Passivhaus más alto del mundo. Con sus 171 viviendas de protección oficial y sociales y sus 88 metros de altura, el edificio Bolueta superará a The House Cornell Tech, una torre residencial de 26 plantas para estudiantes de la Universidad de Cornell (Nueva York). Sin embargo, hace tan sólo 5 años que se terminó el primer rascacielos pasivo, la Torre Raiffeisen en Viena. Un gran progreso en pocos años que está llamado a continuar.
Y tú, ¿qué otros ejemplos de casas pasivas conoces?