¿Palpas tus ideas? ¿Las saboreas? Os acercamos el proceso creativo de profesionales de distintos ámbitos -un mixólogo, un arquitecto experto en gastronomía, un compositor musical y un enólogo- para que conectéis nuevos universos a través de la sensorialidad
El proceso creativo conecta elementos muy diversos hasta llegar a las ideas. «Para crear nos nutrimos de lecturas, fragancias, texturas, personas… Imagino que todo este campo de conocimiento son estrellas que se almacenan en un firmamento, y cuando se unen, forman constelaciones, es decir, proyectos que salen adelante en el momento preciso«. Así lo entiende Antonio Marquerie, el arquitecto y director de la cátedra Internacional de Gastronomía Mediterránea del UCAM-Murcia.
La sensorialidad, el trabajo del músculo creativo a través de los sentidos, ayuda a que unas constelaciones brillen más que otras a la hora de materializar nuestras ideas. Estimular las percepciones comúnmente menos asociadas a nuestra materia nos ayudará a abrir nuevos enfoques y puntos de vista.
Marquerie sabe lo que se aprehende introduciéndose en áreas indirectamente relacionadas con su materia, porque bebe de su formación en Gastronomía y Arquitectura «de manera alterna y equilibrada, ya que ambas disciplinas se alimentan y dan de comer a los sentidos», aclara. En una ocasión, gracias a un encuentro sobre arquitectura y naturaleza, Marquerie probó a explorar tacto y fragancias en la concepción arquitectónica con 25 profesionales: «Salimos a dar un paseo e identificar una piedra, un olor… con los que más nos caracterizásemos», concreta. De ese brainstorming de sensaciones nació un orujo elaborado con esa memoria colectiva compartida. «En este caso, de las ideas surgió un producto gastronómico, pero el proceso es similar para una obra de arte o un edificio«, sintetiza.
Bebidas que nos transportan: su proceso creativo
De la gastronomía a la mixología, el armenio Gegam Kazaris también aplica la sensorialidad mediante la concesión de la máxima importancia al olfato. Cuando pergeña sus cócteles, potencia la capacidad del olfato de «trasladarnos en tiempo y espacio». Kazaris recuerda las rosas de su infancia con las que su abuela hacía mermelada, y detalla que «cada persona puede rememorar momentos solo con aromas». El mixólogo asegura que el 85% de la percepción del gusto depende de las cualidades olfativas. Aclara que el proceso creativo de un cóctel involucra también la vista y la percepción de texturas, pues en la terminación del mismo -«nada que ver con el concepto de decoración de un plato» critica-, «las maderas, las maceraciones, la calidez, el frescor y hasta la vajilla influyen en la percepción final de tu idea materializada… Porque el cóctel no es un trago, es hacer viajar a los sentidos a un espacio», concluye.
Sobre tragos y procesos creativos sensoriales también argumenta el enólogo y viticultor Pepe Mendoza. Declara que no somos conscientes «de todos los elementos que nos rodean y que influyen en nuestras percepciones». En el caso del vino natural -el no industrializado- las mareas, la presión atmosférica o las fases lunares alteran la cata: «puede dotarse de cualidades más apretadas, de mayor frescor o amargor… Llega a verse que atendiendo a estas propiedades, percibimos un vino totalmente distinto en cada vez».
Todos estos condicionantes se tienen en cuenta a la hora de crear «vinos que teletransporten», algo que Mendoza solo considera posible «fuera del circuito industrial, gracias a producciones pequeñas». Vista, oído y olfato, todos son para él parte del proceso de disfrute en la cata y criba; «desde cómo cae el vino, su lágrima, hasta la densidad de la copa».
Mendoza dota de relevancia vital a los materiales, y en concreto a cómo las texturas permiten la oxidación del producto según el tipo de madera y el tratamiento de la misma en la elaboración de la barrica. «El punto avainillado, el coco… se lo debemos al roble americano, mientras que el roble francés resalta el sabor de la fruta», detalla. Sobre la madera también diserta Gegam Kazaris, quien honra desde el sentido místico del palo santo infusionado hasta el disfrute del árbol centenario con el que ha edificado su espacio de mixología: «haberlo ideado a partir de una misma pieza, desde la entrada a los lavabos, potencia símbolos de unión, familia, hospitalidad…».
El empleo de los materiales, curiosamente, es una de las preocupaciones de Luis Ivars, compositor nominado a los premios Goya. «La interacción con el medio, lo que comes… Todo consiste en creación». Explica que en el proceso musical necesita un templo, un estudio donde materializar los sonidos. «No se puede desligar la música de las sensaciones materiales, pues las frecuencias graves nos ayudan a estar en la tierra, y las agudas nos elevan al cielo», relata. Para explicar su aplicación de la sensorialidad al proceso creativo, Ivars se retrotrae a un momento en el que estaba especialmente bloqueado, cuando «algo absolutamente virtuoso me ayudó: dos trozos de madera que me hicieron recuperar el contacto con la naturaleza, la tribu».
Olfato, gusto, tacto, vista y oído en la gastronomía, la mixología, la enología y la música. Vistas estas prácticas creativas, ¿pruebas a conectar tus sentidos para despertar tu creatividad? Te proponemos estos moodboards para ayudarte a ti también.