¿De qué hablamos cuando hablamos de arquitectura sostenible? ¿De una manera de diseñar, de los materiales, las personas involucradas…? En Connections by Finsa hemos planteado un diálogo abierto con Jacinto Seguí, arquitecto de interiores y diseñador industrial, y María Pomar, interiorista y diseñadora de producto; dos especialistas en consultoría técnica dentro del sector de la construcción.
¿Cuáles son los grandes retos de la arquitectura sostenible en relación a los materiales que se usan?
Diríamos que son dos temas muy concretos: reciclaje de materiales y su reutilización. Debemos conseguir trazar los componentes de un edificio para que en el final de la vida del activo inmobiliario se sepa qué materiales hay y cómo volver a emplearlos. Esto requiere que los productos tienen que estar identificados con una información válida y actualizada para plasmar su circularidad.
Ponemos mucho foco en reciclar, sí, pero no en reutilizar. Se mezcla todo: reciclar consiste en separar unos materiales y generar algo nuevo, lo que implica un coste económico, energético y medioambiental. Reutilizar va más allá, se trata de desmontar un producto al final de la vida útil y volver a montar en otro edificio (con el que no puede tener nada que ver) gracias a los componentes industrializados.
Por ejemplo, podemos dotarnos de un forjado en CLT estructural que estaba instalado en un edificio para oficinas. Imaginemos que se cesa la actividad y que la nueva propiedad lo transforma en un hospital. Esta reutilización solo es posible si ensamblamos en componentes industrializados.
En la construcción debemos inspirarnos en otras industrias que han aplicado esta flexibilidad, como la del automóvil: un componente como una rueda puede ser montada en un coche, desmontarse y ponerse en otro.
¿Qué materiales ayudan a construir de manera más sostenible?
Podríamos decir que no hay un material idóneo. La madera, recurso sostenible, es limitada. Creemos que todos los fabricantes deberían trabajar conjuntamente para no explotar exageradamente una materia prima sobre otra, ya que el objetivo común se encuentra en la sostenibilidad.
Lo ideal sería que se produzca la hibridación de productos para desarrollar componentes industrializados. Primeramente, se conciben dos sistemas: en 2D (paneles que se ensamblan y crean un volumen) o en 3D (prefabricado y acabado en modular que has fabricado fuera de la obra y un módulo se monta encima de otro). A continuación, valoramos que proyectistas y otro tipo de profesionales se involucren en hacer un uso adecuado de los mismos según las prestaciones necesarias. Por ejemplo, no es lo mismo un aglomerado que un DM, todo depende de las prestaciones que busques: ¿necesitas dureza o las características de reciclado?
¿Cuáles son las certificaciones de edificación sostenible que se deben tener en cuenta a día de hoy?
Primero hay que diferenciar que existen certificaciones por producto y por edificio y, digamos, una te da la otra. Las más punteras son C2C (Cradle to Cradle) y LEED.
Las certificaciones son muy detalladas, ya que pueden implicar desde un proceso, un producto, un edificio e incluso un proyecto, como BIM construction. Por ejemplo, bajo el sistema BIM construction todos los agentes involucrados tienen que trabajar siguiendo esa ISO. En definitiva, se debe matizar qué quieres certificar y qué te aporta valor como propietario de edificio. Para ello siempre aconsejamos que cada profesional se apoye con equipos de consultoría de fabricantes, que serán quienes les ayuden a pie de campo gracias a su experiencia.
Destacabais LEED como una de las certificaciones más punteras, y en este año un portal inmobiliario destacaba que España se convirtió en líder europeo en obtención de certificados LEED. ¿Qué lectura hacéis al respecto?
Es una gran noticia. Aunque tal vez había mucha obra pendiente de certificar y se condensó en un tiempo concreto. Lo que sí es cierto es que ahora existe más concienciación, y destacamos que donde más se está certificando LEED es en el mundo de la oficina. Desde luego, vaticinamos que acabará llegando a otros sectores y al consumidor final.
Tenemos el antecedente de que la norma WELL (que garantiza el bienestar de las personas en los espacios) empezó a implantarse antes del coronavirus en la oficina porque C2C suma puntos a la norma. La pandemia ha acelerado mucho más la tendencia por factores como la calidad del aire, la limpieza permanente de filtros o las superficies de uso antibacterianas. Y no solo eso, en el marco de WELL se introducen, por ejemplo, elementos de biofilia como las plantas orgánicas en interior. Esto va a venir para quedarse, ya ha pasado de moda a salud: las horas de oficina tienen que suponer habitar espacios muy saludables, en todos los términos posibles, o costará volver.
Hablábamos previamente de la necesidad de que profesionales del sector se asesoren para estar al día de las certificaciones y normativas de edificación sostenible. ¿Cómo y dónde pueden informarse?
La información es masiva. Tenemos medios sectoriales, asociaciones… o te especializas mucho como profesional en una tipología de proyecto o resulta difícil profundizar. Somos firmes defensores de las consultorías técnicas de fabricantes como un valor de acompañamiento en los proyectos, de cero a cien. No desde una óptica de venta, sino de prescripción, incluso de apostar por codesarrollos para devolver una solución totalmente pensada para el mercado.
Si te has quedado con ganas de profundizar en arquitectura sostenible, te recomendamos este reportaje que publicamos en Connections by Finsa sobre cómo alinear el sector a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.