Si una biblioteca es el paraíso de un lector, una materioteca (también llamada bibliotecas de materiales) es el paraíso de un diseñador. O su infierno. Escoger entre las más de 6.500 referencias de la base de datos de Material ConneXion, el mayor centro internacional en materiales, puede convertirse en todo un quebradero de cabeza.
¿Para qué sirve una materioteca?
Para el director de Material ConneXion Bilbao , Unai Etxebarria, “la razón de ser de la materioteca es poner un orden y hacer accesibles todos los cambios y novedades que hay en el mundo de los materiales”. Su misión es dar visibilidad a nuevos materiales innovadores y sostenibles, acercándolos al mercado y a los usuarios profesionales. Según Etxebarria, “la innovación no es tecnología, es pensar de otra manera”. Y es que desde la materioteca no venden materiales, eso se lo dejan a los fabricantes. Ellos ofrecen nuevos conceptos en materiales y una labor de asesoramiento que ayuda a un profesional o una empresa a encontrar el material que mejor se adapta a su proyecto. Para ello tienen en cuenta las prestaciones y características técnicas que el cliente les indica, ya sea un arquitecto, un diseñador de producto, un diseñador industrial… Pero también los valores emocionales o sensoriales de cada material.
“Nosotros aspiramos a que nuestros socios, puedan estar al día de lo que pasa en el mundo de los materiales”, nos explica. Entre las últimas incorporaciones a su banco de materiales encontramos, por ejemplo, un nuevo concepto de tablero, el superPan de Finsa, que supone una innovación en un mundo inmóvil desde los años 70. Combina un núcleo de aglomerado que lo dota de ligereza y capas exteriores de DM que consiguen mejor acabado superficial y propiedades mecánicas. Un material novedoso que aporta valor añadido. También materiales con un factor de sostenibilidad importante, como una manta biodegradable que sirve para absorber aceites y derivados del petróleo o un material que absorbe muy bien los impactos que se emplea en packaging como sustituto del poliespán y está hecho a base de fibras naturales de desechos agrícolas que emplean un hongo como aglutinante para compactarlas. Ahora además se ha descubierto que tiene propiedades aislantes térmicas y se está empezando a utilizar en construcción sostenible. “Esta es otra de las funciones de la materioteca, identificar nuevos usos para materiales que ya existen. A veces un material nace enfocado a una aplicación concreta pero después vemos que tiene otros ámbitos de aplicación”, señala su director.
El origen de las materiotecas
El germen de Material ConneXion es también el origen de todas las materiotecas que vinieron después. George Beylerian, diseñador de producto, tenía muy claro que la elección del material correcto era clave en el éxito o fracaso de un diseño. Así que en el año 1997 decidió crear en Nueva York la primera biblioteca de materiales. “En su origen nace como un archivo de materiales, una clasificación de muestras y una gran base de datos con gran cantidad de información almacenada y clasificada” pero, según Etxebarria “ha ido evolucionando hacia la asesoría, porque los diseñadores, arquitectos… plantean retos complejos que exigen un interlocutor”.
Desde Nueva York ha extendido su red por el mundo, contando en la actualidad con siete sedes entre Estados Unidos, Europa y Asia y un equipo internacional formado por expertos de diferentes disciplinas. “El motivo de crear una red deriva de que el mundo de los materiales es muy amplio y cambiante, y está ocurriendo simultáneamente en diversos países. Entre todos podemos visualizar mejor lo que está pasando”, apunta Etxebarria.
A ella se han ido sumando otras materiotecas de carácter nacional como la holandesa Materia, las inglesas Material Driven y Material Lab, la francesa MateriÒ o la madrileña galería de materiales del COAM.
¿Cómo funciona una materioteca?
Unai Etxebarria, nos explica el proceso para que un nuevo material se incorpore a la base de Material ConneXion. En la sede de Nueva York hay un equipo de personas que se dedican a buscar e identificar materiales alrededor de todo el mundo. A sus hallazgos se suman los del resto de sedes, que derivan de su trabajo diario con fabricantes, centros tecnológicos… Cuando se identifica un material interesante, tras obtener la autorización del fabricante, se presenta a un jurado que se reúne mensualmente en EE.UU. para evaluar si el material debe ser incluido. Para garantizar la objetividad el jurado está compuesto por profesionales de Material ConneXion junto a colaboradores externos. Estos cambian cada mes y siempre son profesionales que entienden de materiales, como diseñadores, arquitectos…
Los tres factores fundamentales que determinan su decisión son:
- que sea realmente innovador, que aporte algo nuevo respecto a lo existente
- que aporte un avance en sostenibilidad
- que esté comercialmente disponible, es decir, que se pueda utilizar realmente en cualquier proyecto
Cuando se aprueba la incorporación de un material se reparten muestras físicas a todas las sedes y a los “Material Points”, exposiciones en universidades y centros de diseño, dando visibilidad al material a nivel mundial.
De lo físico a lo digital
Si en su origen las materiotecas nacieron como una biblioteca de materiales, hoy en día todas ellas incorporan una base de datos online. Esta base digital permite almacenar una gran cantidad de información que de otra manera sería imposible proporcionar al usuario, con una completa ficha técnica que incluye todas sus especificaciones, usos posibles, características…
Ambas herramientas se complementan de manera perfecta. El usuario puede realizar un primer acercamiento digital a la base de datos y realizar búsquedas a través de los diferentes filtros disponibles. Pero no es lo mismo ver las cosas sobre una pantalla que poder verlas al natural, sentirlas, olerlas… Para Unai es la combinación perfecta, porque “cuando un diseñador está trabajando le gusta saber qué va a transmitir ese material, cómo se va a ver”, y para ello debe visitar la exposición física. Allí todas las muestras tienen el mismo tamaño y también están ordenadas, para permitir al usuario encontrar las cosas de manera sencilla. Si te enfrentas a 1300 muestras, como en Material ConneXion Bilbao, te puedes perder… ¡Literalmente!