Los rascacielos de madera están de moda. Eficiente, ecológica y resistente, la madera se perfila como el material del futuro, con proyectos como la Oakland Tower de Londres, de más de 300 metros de altitud, pero también del presente, con edificios que superan ya los 50 metros.
Circula por las mentes de buena parte de la población la idea (falsa) de que la madera no es tan resistente como el hormigón o el acero. Tal vez por eso hasta hace poco este material se veía relegado a ‘coquetas’ cabañas o bungalows. Para Miguel Nevado, consultor especializado en ingeniería estructural en madera, “el problema no es solo el imaginario colectivo. El verdadero problema es que esa idea está también todavía demasiado asentada en el de los técnicos”.
Pero ¿se puede construir un rascacielos de madera? Se puede y se debe. El nivel de conocimiento científico-técnico sobre el uso estructural de la madera es comparable al del acero o el hormigón y los rascacielos en madera son ya una realidad, con construcciones como Treet. Este edificio de apartamentos de 14 plantas y 49 metros de altura, cuyo nombre significa ‘el árbol’ en noruego, era hasta hace unos días el rascacielos de madera más alto del mundo.
El secreto es el desarrollo de productos entre los que destaca la madera contralaminada o CLT, base de una parte significativa de la construcción en altura, en combinación con otros componentes de madera o hibridándose con hormigón o acero.
¿Y cuáles son las ventajas de construir en madera? Es un material resistente pero ligero, que acelera el tiempo de construcción, reduciendo el trabajo en obra por la sencillez de unión de elementos prefabricados, además de ser económicamente competitiva y ambientalmente la mejor opción. Y una más, que muchos no os esperaríais: es más resistente al fuego que el hormigón.
Rascacielos de madera, la mejor manera de luchar contra el cambio climático
Para el arquitecto canadiense Michael Green el acero y el hormigón son materiales del siglo pasado, de alta demanda de energía y con altas emisiones de gases de efecto invernadero en su producción: “El 8 % de nuestra contribución a los gases de efecto invernadero hoy viene de esos materiales”. Para Green la madera es el único material que cumple la misión de reducir las emisiones; pero además, al trasformar los árboles en madera se alarga su capacidad de almacenamiento de CO² y se incentivan las plantaciones de árboles jóvenes, que almacenan más cantidad de carbono.
Este arquitecto apuesta por la construcción en madera para resolver el problema de hacer frente a la demanda constructiva sin aumentar las emisiones de carbono a la atmósfera. Porque, apunta, “para construir un edificio de 20 pisos de cemento y hormigón, en el proceso de fabricación del cemento se producen 1.200 toneladas de dióxido de carbono. Si lo hacemos en madera, capturamos 3.100 toneladas, o sea, una diferencia neta de 4.300 toneladas”.
¿Otro ejemplo? Baobab, la torre de 35 plantas que el estudio de Green presentó al concurso Réinventer Paris, almacenaría alrededor de 3.700 toneladas métricas de dióxido de carbono, el equivalente a las emisiones de 2.200 coches.
Además de los beneficios ambientales de la reducción del impacto asociado a la construcción, Miguel Nevado apunta que “la reducción de consumos energéticos durante la vida del edificio son de una escala enorme”, por la capacidad de aislamiento térmico de la madera.
De edificios de 8 plantas a torres que tocan el cielo
Si hace años la legislación en algunos países todavía limitaba la altura de las construcciones en madera, afortunadamente “a lo largo de las últimas tres décadas se han eliminado la inmensa mayoría de las barreras normativas que había y, en la actualidad, en prácticamente toda la OCDE estas barreras son mínimas”, señala Nevado.
Esto, unido a la rapidez con la que avanza la tecnología constructiva en madera, ha llevado a que los proyectos de edificios en altura se multipliquen. El récord se lo lleva el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Cambridge que, junto con el estudio PLP Architecture, trabaja en Oakwood Tower, un rascacielos de madera de más de 300 metros y 80 pisos de altura en la city londinense.
Algo inimaginable cuando hace casi una década, en 2008, se construyó también en Londres el edificio Murray Groove, el primero íntegramente realizado con paneles de madera maciza prefabricada, desde los muros de carga y forjados hasta los núcleos de escaleras y ascensor. Con 30 metros de altura, consta de una primera planta de hormigón sobre la que se montaron ocho pisos de madera en 27 días.
Sin embargo, posiblemente por los prejuicios que todavía están asociados al uso de la madera en construcción, sus diseñadores decidieron ocultar su acabado natural tanto en el interior como en el exterior. Lo mismo le ocurrió al Forte Building, un edificio de 10 plantas y 32 metros de altura situado en Melbourne.
El rascacielos de madera más alto del mundo está en Vancouver
Actualmente se ha superado este estigma y la madera se hace visible en el exterior y el interior, como en la residencia de estudiantes Brock Commons en Vancouver. Con 53 metros de altura, se acaba de convertir en el rascacielos de madera más alto del mundo y a partir del próximo curso alojará a 400 estudiantes. No os perdáis el timelapse que muestra la construcción de sus 17 plantas en 9 semanas.
Pero hay ya proyectos en construcción que seguirán subiendo el listón, acercándose a los 100 metros. El primero el Ho-Ho de Viena, un rascacielos de 24 plantas y 84 metros de altura, un híbrido de madera y hormigón que estará terminado en 2018. El HAUT, que se empezará a construir este 2017 en Ámsterdam, se quedará un poco por debajo, con 21 pisos y 73 metros. También está en la lista el Hyperión de Burdeos, con 18 plantas y 57 metros. Ya en 2023 debería estar finalizado en Estocolmo el proyecto vencedor del concurso HSB 2023, con 34 plantas.
En España tocamos techo con edificios de seis plantas, como una vivienda plurifamiliar en Lleida, o de siete como La Borda, en Barcelona. Este proyecto de cohousing propone “la minimización hasta el extremo de lo económicamente viable del impacto ambiental de la construcción”, explica Miguel Nevado, encargado de la redacción del proyecto ejecutivo de estructura en madera y dirección de obra en ambos casos. ¿Necesitaremos un empujón?