Desde que en 1920 la obra de teatro R.U.R., del checo Karel Čapek, presentara por primera vez el término robot, no hemos dejado de imaginarnos a estas máquinas de forma antropomórfica, y a menudo como asistentes a nuestro servicio… o rebelándose contra nosotros.
Los robots pueblan las fábricas de medio mundo realizando tareas mecánicas, pero lo hacen en forma de enormes grúas autónomas y brazos mecánicos. Todavía estamos rascando la superficie para que puedan asistirnos casi como compañeros del hogar o, quién sabe, de vida.
Hay lugares en los que ya se está intentando. En países como Japón, con la mayor tasa de envejecimiento del mundo, el Estado ha invertido 300 millones de dólares durante la década pasada para potenciar la compra de robots en residencias y centros de cuidado de ancianos. Un análisis realizado durante 2018, sin embargo, concluyó que los robots, si bien hacían más sencillas las tareas mecánicas, acarreaban en muchas ocasiones más trabajo a cuidadores humanos y menores indicadores de felicidad entre las personas atendidas.
Eso no evita que en los últimos años varias start-ups hayan intentado cruzar esa frontera para construir robots realmente útiles y con ciertas capacidades para asemejarse más a esas máquinas con las que creemos que seremos capaces de empatizar y que imaginamos en las películas. Aquí van cuatro de esas empresas que están intentando transitar ese camino.
Agility Robotics: el primer robot centrado en el ser humano
Si queremos que los robots operen en nuestros entornos de la manera más fluida posible, quizás deban estar diseñados a escala humana.
Eso es lo que persigue Agility Robotics, con sede en Oregón, al crear Digit, lo que llaman “el primer robot centrado en el ser humano y multipropósito para trabajos logísticos».
Tiene aproximadamente el mismo tamaño que una persona: está diseñado para trabajar con humanos, acompañarnos y operar en nuestros flujos de trabajo, pero puede llevar cargas mucho más pesadas y extender sus «brazos» para alcanzar estantes para los que necesitaríamos escaleras.
Boston Dynamics: el robot perruno más conocido
Seguramente la empresa más conocida de la robótica moderna por sus vídeos espectaculares, aunque su falta de modelo de negocio ha hecho que haya pasado ya por varios dueños e inversores, entre los que ha estado Google y actualmente Hyundai.
Salida del MIT, Boston Dynamics es famosa por crear robots con una movilidad increíblemente avanzada. Su modelo Spot, un robot cuadrúpedo con forma de perro, ha sido diseñado para multitud de aplicaciones industriales.
Otro de sus robots destacados, Atlas, es un humanoide bípedo que puede realizar tareas complejas y acrobacias avanzadas, demostrando una agilidad y equilibrio impresionantes. Estos robots están pensados para transformar sectores como la construcción, la vigilancia, los entornos en conflicto y la logística, pero, como decimos, todavía les queda encontrar un encaje comercial.
Apptronik: robots con actualizaciones de serie
¿Qué es más útil: múltiples robots que pueden hacer una tarea una y otra vez, o un robot que puede hacer múltiples tareas y aprender a hacer aún más? Para Apptronik, una empresa emergente que surgió del laboratorio de robótica Universidad de Texas, la respuesta es obvia. Están construyendo robots humanoides bípedos «de propósito general» como Apollo, que pueden ser programados para hacer una amplia gama de tareas, desde llevar cajas en una fábrica hasta ayudar con las tareas domésticas. Y debido a que puede ejecutar software de terceros, Apollo siempre estará a solo una actualización de nuevas funcionalidades.
Field AI: el cerebro de cada máquina
Algunos robots no solo necesitan grandes «cuerpos»; también necesitan grandes cerebros. Eso es lo que quiere conseguir Field AI, una empresa con sede en el sur de California que no construye robots, sino sus cerebros. En lugar de centrarse en el hardware de estas máquinas, Field AI está desarrollando software con IA para los robots de otras compañías que les permite percibir sus entornos, navegar sin GPS (en tierra, por agua o en el aire) e incluso comunicarse entre sí.
Aunque la tecnología ha avanzado de forma evidente, todavía nos queda mucho por descubrir. El futuro promete ser un terreno fértil donde estas máquinas formen parte integral de nuestras vidas diarias, revolucionando la manera en que trabajamos, vivimos y convivimos con ellas. ¿Cómo afectará la robotización al trabajo? ¿Y a algunos de los grandes retos que tenemos por delante como el envejecimiento de la población? Son interrogantes que iremos resolviendo soñando con ovejas eléctricas.