En una sociedad como la española, la segunda que envejece más rápido a nivel mundial, poner las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al servicio de las personas mayores es más una necesidad que un reto. La brecha digital causada por el factor de la edad es una realidad y, según datos recientes del INE, más del 40% de personas de entre 65 a 74 años no utiliza internet de manera frecuente.
Aunque esta brecha digital se estrecha cada vez más, queda mucho trabajo por hacer en el colectivo de la tercera edad. En este camino las TIC tienen un papel relevante que puede incluso salvar vidas.
Las TIC en hogares de las personas mayores
Hay motivos para ser optimistas. La Encuesta sobre Equipamiento y Uso de TIC en los Hogares 2020 del INE refleja que esta brecha se ha reducido de forma considerable y ha aumentado el uso de internet y las compras online. En 2020, siete de cada diez personas mayores (65-74 años) utilizaba internet, mientras que en 2009 solo lo hacía una.
En un escenario donde, también según el INE, habrá más de 14 millones de personas en edad de jubilación dentro de 50 años, parece imprescindible atender sus necesidades y poner las TIC al servicio de este colectivo.
No solo se trata de acercar a las personas mayores al uso cotidiano de internet, sino de facilitar su vida e independencia a través de aplicaciones que mejoren la asistencia en el hogar, garanticen su seguridad o estimulen su memoria o su socialización.
Con todo, debemos tener en cuenta que la brecha digital no solo es un problema de edad, sino también geográfico, con muchos lugares aislados que todavía tienen un deficiente acceso a cobertura y conexión digital.
El internet de las cosas al rescate de la tercera edad
Existen multitud de áreas en las que las TIC pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Una de estas áreas, y quizá el espacio más utilizado por el colectivo de la tercera edad, es el hogar. La tecnología aplicada a ese entorno puede hacer más llevaderos sus problemas de movilidad.
En este sentido, las TIC permiten innovaciones como el control por voz, mando a distancia, móvil o tablet para abrir o cerrar muebles, encender o apagar aparatos eléctricos etc. La domótica es una gran aliada para mejorar la habitabilidad del hogar pensando en este colectivo.
El uso del IoT (Internet of Thing o Internet de las Cosas) facilita no solo la vida autónoma de los ancianos sino también su seguridad y asistencia. En este sentido, podemos hablar de healthware; chips o sensores que geolocalizan, recogen signos vitales y avisan a familiares o cuidadores en caso de accidentes domésticos. Estos sensores también pueden ayudar en el hogar, por ejemplo, iluminando el camino al baño o registrando el tiempo que la persona está despierta para lanzar una alerta si necesita ayuda.
Hoy es ya común el uso de pulseras inteligentes en personas que viven solas en sus hogares para prevenir caídas y emitir señales de alerta, pero también para mejorar cuestiones relacionadas con el sueño o la incontinencia. Desde electrocardiógrafos, pastilleros inteligentes, camas conectadas a la nube o andadores con sistema de navegación para detectar obstáculos… las iniciativas no paran de crecer.
Por poner un ejemplo de éxito, el proyecto Activage: Internet of the Things for ageing well, conforma un ecosistema con nueve puntos piloto repartidos por siete países europeos, también España. Las personas usuarias viven de forma segura y autónoma en sus hogares gracias a una red de sensores, pulsadores, apps, wearables…
Conexiones para luchar contra el aislamiento
La necesidad de comunicación y contacto debido al aislamiento de la tercera edad es un hecho y la pandemia del covid-19 lo ha puesto más de manifiesto. La situación ha provocado una cierta reducción de la brecha digital. Así, la diferencia entre los grupos de mayor edad y el resto en cuanto a uso del móvil es sólo de cinco puntos según la encuesta del INE sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares de 2020.
Los sistemas de videollamada pueden ayudar a estas personas a sentirse menos aisladas siempre que se adapten a sus problemáticas como reducción del campo de visión, problemas de movilidad en las articulaciones, pérdida de oído… Para ello existen ya ordenadores por voz o pantallas táctiles que mejoran la accesibilidad de la tercera edad a estos sistemas y por tanto su disminuyen su sensación de aislamiento.
La tecnología también podrá ayudar a este colectivo en un futuro cercano con aplicaciones de realidad virtual o con robots que integren percepción, comunicación y consciencia. Algunos incluso tendrán capacidad de detectar emociones y reaccionar de forma más adecuada creando vínculos duraderos.
¿Quieres conocer más aplicaciones TIC pensadas para el colectivo de personas mayores? En este post resaltamos seis elementos indispensables.