La revolución de los ciborgs llega hasta la cocina. Te descubrimos la tendencia de robotización del servicio surgida en el área de la restauración
Son atentos con todos los clientes por igual, nunca bajan su rendimiento y, además, son constantes. Pero también se chocan entre sí, sirven los platos en bandeja y no sobre la mesa, y son más fríos en el trato con el cliente. Son los pros y los contras más evidentes de la robotización de la hostelería, capitaneada –como siempre que se trata de tecnología-, por China y Japón.
Estos dos países fueron los primeros en abrir negocios operados prácticamente solo por máquinas. Entre los rascacielos de Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, se levanta el edificio Shinjuku, que alberga el primer restaurante dirigido por humanoides, el Robot Restaurant. Aunque, básicamente, en lo que se centra es en un elaborado espectáculo de robots y una comida a base de una fiambrera con trece especialidades japonesas, un plato típico de la capital nipona. Nada que ver, de momento, con la alta cocina.
De los tres restaurantes que vio nacer Cantón entre engranajes solo queda uno, de momento. Pero, mientras se pulía este nuevo sistema –que nacía como el futuro de la hostelería-, una panadería de Cantabria se apuntaba a la moda de repartir sus encargos con drones, Amazon anunciaba que en breve las máquinas se encargarán de llevarte a casa tu pedido, y España empezaba a generar miles de emprendedores dispuestos a explotar cada una de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías en el sector servicios.
A los países asiáticos se les sumó recientemente Estados Unidos a través de los locales de las cadenas de Eatsa en San Francisco, Washington DC y Nueva York, aunque solo están automatizado el servicio de pedidos.
Y así, en cuestión de años, pocos, los robots han encontrado su hueco aconsejando la pizza que más casa con tu estado de ánimo, como en Pizza Hut, preparando alrededor de cuatrocientas hamburguesas personalizadas en una hora (completando el proceso entero, desde cortar los ingredientes hasta pasarlos por parrilla y montarlo), especializándose solo en la carne (como en la cadena de comida rápida CaliBurger), y tomando pedidos a través de sencillas tabletas. Una vez amortizada la inversión inicial, la reducción al mínimo de errores en los pedidos y la rapidez de tramitación cuentan, y mucho, como ventajas a la hora de gestionar un negocio.
A nadie se le han pasado por alto las consecuencias que este cambio de modelo tendrá sobre el empleo, teniendo en cuenta que supone un porcentaje muy elevado del número de contratos que se firma cada día. Por eso, en San Francisco ha comenzado ya a hablarse de la posibilidad de crear un impuesto que compense la falta de empleo que estos locales podrían ayudar a generar. Además, el impacto, según declaró Momentum Machines, la empresa norteamericana dedicada a crear estos robots en 2012 a la revista Business Insider, “que los robots lleguen a trabajar de forma autónoma en la cocina es bueno porque puede promover el crecimiento del empleo. En el sentido de que la automatización permitiría a la empresa contratar a nuevos empleados para seguir desarrollando su tecnología”.