Turismo espacial: de ciencia-ficción a realidad

¿Te imaginas pasar unas vacaciones en un hotel espacial y disfrutar de vistas espectaculares del planeta Tierra? No es una fantasía, ni ciencia ficción, se trata de turismo espacial y es un sector que (ya) está en auge, aunque por ahora solo para algunos bolsillos también de dimensiones cósmicas.

Tras la carrera espacial en los 60 y 70 del siglo pasado, la exploración por medio de sondas que recorren el Sistema Solar desde comienzos de este siglo, y el actual nuevo sprint para volver a la Luna; el poder llevar a turistas de forma recurrente al espacio está considerado por muchos como el siguiente paso en la carrera del ser humano hacia las estrellas.

Turismo espacial: una industria en crecimiento para la próxima década

Desde que Yuri Gagarin se convirtiera en el primer ser humano en orbitar la Tierra en 1961, la exploración espacial ha sido dominio exclusivo de profesionales y agencias espaciales gubernamentales como la NASA o su equivalente ruso, Roscosmos.

Sin embargo, el sueño de ver la Tierra desde el espacio no se limita a cosmonautas con vocación científica. En los próximos años, el turismo espacial promete abrir un nuevo nicho de mercado con un potencial enorme. Los datos de las agencias dedicadas a este segmento estiman que entre 2025 y 2035, el sector moverá de 3.000 a 4.000 millones de dólares, según un análisis de la financiera UBS.

De hecho, ya existen empresas con lista de espera para sus viajes en los próximos años. Y es a pesar de que no todo el mundo puede costearse este tipo de viajes, ya que los precios por tripulante oscilan entre 100.000 y 200.000 euros.

Del pionero del turismo espacial a la búsqueda de un lowcost de los viajes fuera de órbita

No obstante, esta situación podría cambiar en el futuro. Compañías como Spaceship Neptune tienen como objetivo democratizar estos viajes para que todo el mundo pueda acceder a ellos, sin importar su nivel adquisitivo.

A pesar de estas iniciativas, las empresas que buscan expandir el turismo espacial al gran público son la minoría en un sector que apuesta claramente por el lujo y experiencias personalizadas solo aptas para personas adineradas. De hecho, podría decirse que sin este perfil el sector no existiría todavía. Su origen de hecho se fija en un millonario en concreto: el neoyorkino Dennis Tito.

El pionero del turismo espacial, Dennis Tito

 

Su caso es particular. Tito, quien hizo fortuna con una firma de inversión en Wall Street, es ingeniero aeronáutico de formación, y antes de fundar su empresa había trabajado en la NASA. Hijo de emigrantes italianos, se crio en plena lucha por la conquista del espacio entre EE.UU. y la URSS.

Desde que vio el lanzamiento del primer satélite artificial del planeta, el Sputnik, el estadounidense tomó la decisión de viajar al espacio algún día. Tito tuvo la oportunidad de hacerlo en 1990 con el programa de invitados soviético cuyo objetivo era llevar civiles a la Estación Espacial Mir, pero la desintegración de la URSS frustró el plan inicial del empresario.

Finalmente, lo consiguió el 28 de abril de 2001 tras llegar a un acuerdo con la agencia espacial rusa, a la que pagó 20 millones de dólares. La aventura de Tito no estuvo exenta de dificultades. La NASA se opuso en todo momento al viaje y su entonces administrador, Daniel Goldin, incluso lo calificó como «el capricho de un excéntrico».

Tras despegar en una Soyuz, Tito pasó algo más de una semana en la Estación Espacial Internacional, donde pudo manejar el sistema de comunicaciones del módulo ruso. Al regresar a la Tierra el 6 de mayo de 2001, confesó que había regresado del “paraíso”.

 

La evolución de los viajes al espacio: ¿Qué está por llegar?

El viaje de Tito, considerado el pionero del turismo espacial, empezó a plantar la semilla de lo que entonces ya se veía como una industria que iba a crecer. Era solo cuestión de tiempo y tecnología. La decisión de Tito (y que el viaje saliera bien) transformó la percepción de la NASA, que a partir de entonces comenzó a aceptar nuevos viajeros en la ISS sin ya poner pegas.

Figuras como Mark Shuttleworth, Gregory Olsen y Anousheh Ansari, la primera turista espacial femenina, se unieron a la lista de personas que viajaron al espacio por motivos no científicos, pagando sumas que oscilaban entre 20 y 40 millones de dólares por travesía.

Los tripulantes del viaje Inspiration4 de 2021 realizado por SpaceX

 

Lo que comenzó como el sueño de unos pocos visionarios ahora se está convirtiendo en una realidad tangible para muchos millonarios. Algunos ejemplos son los casos de los viajes realizados a lo largo del siglo XXI. En septiembre de 2021, SpaceX, dirigida por Elon Musk, lanzó a otros cuatro civiles al espacio, quienes pasaron tres días a unos 540 kilómetros de la Tierra, «más lejos que cualquier otro vuelo espacial humano desde las misiones del Hubble«, según afirmó la compañía.

 

¿Qué empresas dominan el mercado del turismo espacial?

Otro caso similar es Blue Origin, la empresa aeroespacial fundada por Jeff Bezos, el fundador de Amazon. En 2021, Bezos, junto con su hermano, realizó un vuelo suborbital a bordo del cohete New Shepard (de su compañía). En total duró diez minutos y diez segundos, permitiendo a los pasajeros experimentar unos minutos de ingravidez y vistas espectaculares del planeta.

La terna de millonarios con vocación espacial la completa Richard Branson, dueño del imperio Virgin y que en un momento dado quiso fundar Virgin Galactic para ofrecer también vuelos suborbitales a bordo de su nave, la VSS Unity. Los vuelos tenían una duración de aproximadamente 90 minutos y alcanzaban una altitud de 100 kilómetros sobre la Tierra. Y sí, si te ha extrañado que hablemos de Virgin en pasado es porque desde diciembre de 2023 Branson anunció que no invertiría más en la empresa.

Otro caso actual es la start-up francesa Zephalto que ofrecerá viajes de lujo al espacio en globos estratosféricos, alcanzando 25 kilómetros de altura. Los vuelos, que durarán seis horas y costarán 120.000 euros, incluirán experiencias gastronómicas y conexión a internet. Diseñados por Joseph Dirand, los primeros vuelos están previstos para finales de 2024 o principios de 2025, tras la aprobación de la EASA o Agencia Europea de Seguridad Aérea.

Y no son las únicas empresas: otras como Orion Span, Boeing, Space Adventures y Zero 2 Infinity también compiten por el mercado. Desde España también es pionera EOS-X Spaceship Company, empresa con sede en Sevilla y que tiene como objetivo realizar su primer vuelo comercial en 2025 usando también globos para ello.

Prototipo de la empresa sevillana EOS-X

 

Este hecho es posible a la evolución tecnológica que, junto al paso del tiempo y la experiencia de otros viajes, ha reducido el coste de los trayectos, a pesar de que sigue estando reservado para turistas con presupuestos más que holgados. Para hacerse una idea, la horquilla actual va de los 50 millones del viaje de la clausurada Virgin a lo que cuesta una hipoteca media en España por volar en un globo de EOS-X-Space, aproximadamente; unos 150.000 euros.

 

¿Qué es un auténtico viaje espacial?

¿Imaginas ir al espacio y, cuando vuelves, que un amigo haciéndose el listillo lo ponga en duda? La denominada línea de Kármán, a 100 kilómetros sobre el nivel del mar, es generalmente aceptada como el límite que se debe superar. Se considera que a partir de esta altitud comienza el espacio exterior. Sin embargo, algunos vuelos suborbitales no alcanzan esta medición, generando discusiones sobre la autenticidad de la experiencia espacial.

Algunas fuentes argumentan que la experiencia de flotar en ingravidez y observar la curvatura de la Tierra es suficiente para considerarse un viaje espacial, sin importar la altitud alcanzada. Otras, en cambio, sostienen que solo aquellos que cruzan la línea de Kármán y entran en órbita terrestre pueden considerarse verdaderos viajeros espaciales.

Esta definición de «espacio» tiene implicaciones importantes para el sector. Si se considera que solo los viajes orbitales son auténticos viajes espaciales, el mercado potencial se puede reducir considerablemente.

Por si alguna vez planeas tu viaje espacial, esto es lo que debes saber sobre su clasificación:

  • Viajes suborbitales: No alcanzan la órbita terrestre y solo llegan a altitudes por debajo de la Línea de Kármán, (100 km/62 millas) como los vuelos de Blue Origin o Virgin Galactic. Se caracterizan por su corta duración y, vistas panorámicas.
  • Vuelos orbitales: Alcanzan la órbita terrestre y viajan alrededor del planeta, como las misiones espaciales tripuladas y los satélites en órbita baja. Los tripulantes deben recibir una formación específica para pasar varios días o semanas en entornos sin gravedad.

 

El futuro del turismo espacial está en… los hoteles

Independientemente de la definición que se adopte, a la mayoría de futuros viajeros no le importan estos “tecnicismos”, como lo prueba el hecho de las listas de espera de años que manejan la mayoría de compañías que copan esta industria. Además, casi todas apuestan por viajes suborbitales por su mayor facilidad. Todo apunta a que surgirán nuevos tipos de experiencias, como hoteles espaciales.

De hecho, ya existen varios proyectos a futuro, como el del Voyager Station: un hotel espacial que podría comenzar a operar en 2027 y giraría en la atmósfera terrestre. Tendría capacidad para 400 huéspedes y proporcionará una experiencia con restaurantes, gimnasios, áreas de entretenimiento y, por supuesto, unas vistas impresionantes del espacio y la Tierra.

Quién sabe si a futuro elegiremos el espacio como un destino más a la hora de mirar un viaje de verano.