“La vajilla es la parte importante del lenguaje que utilizamos al servir la comida”, defiende el chef Ferrán Adrià. Más allá de lo funcional, platos y menaje potencian los sabores que ingerimos, de igual forma que un buen interiorismo o arquitectura en un restaurante reportan bienestar a las personas. Te mostramos cinco ejemplos para comer con los ojos:
José Piñero, treinta años como “fabricante de ideas”
Al interiorista y diseñador industrial le gusta definir su taller como “un Arca de Noé de oficios”, donde trabajan profesionales del diseño, la pintura industrial y artística, herrería, carpintería o molduras. Asimismo, ofrece mucho más que platos o vasos que poner en la mesa: esculturas, instalaciones efímeras… Ha trabajado para chefs de la talla del propio Adrà, con quien comenzó su andadura hace treinta años, o el innovador Dabiz Muñoz.
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Luesma & Vega, como las hojas de los árboles: únicas pero identificables
El vidrio es el material elegido por Luesma & Vega para crear piezas “como las hojas de los árboles: únicas pero identificables”, según señalan en su manifiesto. Su compromiso con el desarrollo sostenible en todos los sentidos (medioambiental pero también fiscal y social, al tener localizada su producción en un pueblo de Barcelona), y su capacidad de customizar atendiendo a las necesidades de la alta cocina convierte a esta firma de artesanía en una apuesta escogida por restaurantes de Nueva York a Singapur.
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CooKplay: sostenible y kilómetro cero
Grandes firmas de la cocina vasca como Arzak o Martín Berasategui son clientes de Ana Roquero, el nombre detrás de CooKPlay. Roquero pone el acento en la sostenibilidad y aúna belleza y funcionalidad en una misma propuesta. Como ella misma defiende, “soy diseñadora industrial de las que se lo cree de verdad: cada elemento debe valer para algo y tener un porqué”. Fue una de las grandes impulsoras de la comida a domicilio en envases sostenibles (realizados a partir de caña de azúcar).
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Santos Bregaña: la taza de café perfecta
La porcelana y el café le deben mucho a Santos Bregaña. Una, por influir de manera tan determinante en la forma de cocinar (“obligó” a Ferrán Adrià a modificar sus elaboraciones para que encajasen con sus diseños) y, el otro, por encontrar en sus tazas THE PERFECT CUP el contenedor perfecto para que la crema se deslizase potenciando los aromas y el sabor.
Andrea Zarraluqui: platos como lienzos
Una historia intimista y personal detrás de cada plato. La mejor forma de describir los platos de Andrea Zarraluqui, quien dejó su prometedora carrera en marketing para dedicarse a su pasión: la cerámica y la pintura. Además de restaurar vajillas llenándolas de color, botánica y tintes tropicales, hace murales en porcelana pensados para cuartos de baño, exteriores o cocinas. Y todo ello tirando de producto patrio, con loza de Puente del Arzobispo (Toledo), Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO desde 2019.
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