Yaron esculpe con madera, piedra y metal. Sus utensilios preferidos de trabajo son motosierras, hachas y herramientas para tallar a mano. Su trabajo refleja simplicidad, impermanencia y fragilidad. En su estilo le gusta crear conexiones entre la forma humana y la naturaleza para luego reflejarla en sus esculturas. En ocasiones apila piezas individuales con las que crea una sensación de armonía acompañada de desequilibrio, una metáfora de lo delicado que es nuestro mundo.
Todo comenzó con un altar que para Nadine fue como una epifanía: hacer espacios sagrados y seguros para las personas, y eso comienza con un altar. Los altares se ensamblan con un ojo hábil para el diseño y una conmovedora afirmación de la vida. Los plintos de madera están adornados con platos de ofrenda hechos de metal batido, mientras que en el espacio de arriba, quizás a la altura de una ventana, ella agrega fragmentos de tejido suelto.
Estas son piezas que se ven igualmente poderosas en entornos domésticos que en entornos museísticos ¿Reverencia, oración o sacrificio? Las posibilidades son infinitas.