Wood Wide Web: el internet de los bosques

Durante muchos años, desde el mundo científico se describía a los bosques como un lugar de lucha: para sobrevivir y crecer frondosos, los árboles competían entre ellos por los distintos nutrientes que tenían a su alcance.

En 1997, la publicación de un estudio que fue portada en la revista Nature le dio la vuelta a esta teoría. Bajo tierra, a través de un manto de hongos que conecta todo el sistema forestal, los árboles no solo se comunican entre sí, sino que se envían recursos (el artículo hablaba, en particular, de azúcares). El botanista que se encargó de darle un prólogo al artículo en la revista acuñó una expresión irresistible para referirse al descubrimiento: Wood Wide Web, un juego de palabras a partir de World Wide Web (como también se designa internet). De la red mundial a la red de los bosques.

Hacía ya tiempo que la comunidad científica sabía de la existencia de los hongos microrrícicos, que cubren las raíces de los árboles e intercambian con ellos agua, nutrientes y azúcares. Lo que el nuevo estudio descubría era que la comunicación iba más allá: los árboles usaban esas redes fúngicas —su internet— también para ayudar a otros vecinos de la misma especie, normalmente más jóvenes. Los bosques eran, después de todo, espacios de cooperación en los que sus habitantes más maduros ayudaban a prosperar a los que tenían menos aros en su tronco.

 

Una conexión con latencia…

El artículo, firmado por la investigadora Suzanne Simard, y el concepto de la Wood Wide Web tuvieron un éxito inmediato. Según cuenta la investigadora en sus memorias, llegó incluso a inspirar Avatar, la película de 2009 de James Cameron (las fechas, sin embargo, no coinciden). Conferencias, nuevos estudios, una amplia cobertura en medios generalistas y hasta libros de ficción en los que esa red subterránea de los bosques sirve como base; entre ellos, el ganador del Pulitzer en 2019.

Sin embargo, conforme han ido pasando los años, han ido apareciendo también las críticas. Solo desde 2023, tres artículos científicos, firmados por un total de 45 autores (muchos antiguos fans del estudio original), defienden que el alcance de la Wood Wide Web se ha exagerado.

¿No reciben los árboles azúcares de otros a través de los hongos? Sí, pero en una cantidad que no es biológicamente significativa, aseguran. Es más, tampoco está claro todo esto viaje a través de los hongos y no de otros elementos presentes en el suelo. Por otra parte, ¿cómo se sabe que no son los hongos por sí solos quienes envían los nutrientes?

Estas investigaciones no quieren poner en entredicho la totalidad del concepto de la Wood Wide Web, sino más bien hacer preguntas que muestren que quedan todavía muchas lagunas por explorar y que hay aspectos que no están del todo claros. En una de las conclusiones principales de Suzanne Simard sí coinciden, eso sí: preservar y respetar todo el ecosistema de los bosques, redes subterráneas de hongos incluidas, es fundamental para la salud del planeta.